Del anuncio a colocar los rieles
El monorriel que promete devolver tiempo a Santo Domingo
El anuncio de un monorriel que unirá Santo Domingo Este con el Distrito Nacional ha levantado entusiasmo, y con razón. Habla de un gobierno que no olvida que el transporte colectivo es la columna vertebral de una ciudad moderna. Trenes, vagones y rieles, sí, pero también dignidad y tiempo devuelto a cientos de miles de ciudadanos que hoy padecen largos y costosos trayectos.
Las cifras lo explican mejor que cualquier discurso: cada día se verifican cerca de 300 mil viajes entre ambas orillas del Gran Santo Domingo. Para diseñar la obra se entrevistaron cuatro mil personas, un esfuerzo que revela que la planificación no se concibió desde un escritorio aislado, sino tomando en cuenta la experiencia de los usuarios. Ese es un buen inicio, porque pocas políticas públicas fracasan tanto como aquellas que ignoran al ciudadano de a pie.
Ahora bien, del anuncio al hecho media la distancia que tantas veces frustra en nuestro país. La clave está en la ejecución, en no dejar que la inercia, la burocracia o los intereses ajenos retrasen lo que ya se ha concebido con visión. Mientras más rápido se pase del plano al riel, mucho mejor. Porque el tiempo que se pierde en el tránsito, nunca se recupera.