El apagón del metro
La responsabilidad pendiente en el apagón del metro
La República Dominicana no es el primer país —ni será el último— en enfrentar un apagón general. Y no hace falta mirar hacia Cuba para recordarlo. España sufrió uno recientemente y, hasta hoy, la causa exacta sigue envuelta en silencios. En nuestro caso, el Gobierno informó de inmediato. Se trató de un error humano. Ya no hay duda en ese punto.
Hay un aspecto que no puede quedar flotando entre versiones parciales: el apagón del Metro. Esa infraestructura crítica cuenta con sistemas de respaldo precisamente para evitar lo que ocurrió. Y, sin embargo, ocurrió. La pregunta, entonces, es inevitable y legítima: ¿fallaron los equipos de emergencia porque las plantas estaban fuera de servicio? ¿Había suplencia real o solo un conjunto de generadores que, por falta de mantenimiento, eran una promesa vacía?
Ahí es donde debe hablarse con franqueza. La falla humana que originó el apagón nacional está aclarada. La que dejó a miles atrapados en túneles y vagones no. Y ese es un problema distinto. No se trata de un accidente, sino de la responsabilidad de mantener en condiciones operativas un sistema que mueve medio millón de personas al día.
Transparencia hubo; ahora falta la verdad completa sobre el apagón del Metro.
