Gobierno es de todos, o no es
El reto de Abinader, un gobierno sin facciones ni privilegios
El presidente Luis Abinader afirmó ayer que gobierna para todos los dominicanos. La frase, de apariencia protocolar, entraña una exigencia democrática esencial: la neutralidad del Estado frente a la diversidad política, social y económica del país. No hay República si el Gobierno se comporta como facción.
Decir que se gobierna para todos implica respetar los derechos de quienes piensan distinto, distribuir los recursos públicos con criterio de equidad y abstenerse de usar las instituciones como herramientas partidarias. Es una promesa de inclusión, pero también un límite ético.
El poder ejecutivo no puede confundirse con la voluntad de un partido, ni la administración pública con el engranaje de una reelección. Gobernar para todos significa también poner freno a la tentación del uso propagandístico de las obras, de la ocupación política del territorio y de la captura de los símbolos del Estado.
En un país donde las tensiones políticas y la desigualdad tienden a ensancharse, hacer efectiva esa vocación de universalidad exige mucho más que palabras. Implica fortalecer la institucionalidad, garantizar transparencia, proteger las libertades y cuidar especialmente a quienes han quedado rezagados.
Gobernar para todos es gobernar sin revanchas, sin privilegios indebidos, sin clientelismo ni propaganda encubierta. Es, en suma, cumplir el pacto republicano cada día.