La coincidencia que no debe repetirse
Tras la masacre de Santiago, se acabaron los "enfrentamientos", una coincidencia elocuente
Resulta demasiado elocuente la "coincidencia": desde el 12 de septiembre, cuando cinco ciudadanos fueron abatidos en el sector La Barranquita de Santiago, no se ha vuelto a registrar en el país un solo "intercambio de disparos". La pausa, súbita y reveladora, confirma lo que durante años se quiso negar: que muchas de esas muertes no eran fruto de enfrentamientos reales, sino de ejecuciones extrajudiciales disfrazadas bajo un eufemismo que mancilla el lenguaje y degrada la justicia.
Las cifras hablan con crudeza. En lo que va de año, 170 personas han muerto a manos de la Policía, más del doble de las registradas en 2023. La tasa de muertes por acción policial es casi cuatro veces superior a la de Estados Unidos, una diferencia que no puede explicarse sin reconocer prácticas ilegales y ausencia de controles efectivos.
El informe más reciente del Departamento de Estado de los Estados Unidos reitera la existencia de denuncias creíbles de ejecuciones sumarias en la República Dominicana. Las comunidades, como la de La Barranquita, han reclamado con razón investigaciones independientes y transparencia.
No basta con la pausa. El país merece que esos falsos "intercambios" desaparezcan para siempre. La democracia no puede sostenerse sobre la sombra de ejecuciones extrajudiciales.