No puede quedarse así
El aeropuerto Las Américas no puede depender de sistemas frágiles
El Aeropuerto Internacional de Las Américas sufrió ayer una falla eléctrica que interrumpió operaciones, afectó vuelos y puso en evidencia vulnerabilidades que no pueden tomarse a la ligera.
Un aeropuerto no es solo una terminal de pasajeros: es un nodo crítico de seguridad nacional y un punto esencial de comunicación con el exterior. Su fiabilidad debe estar garantizada bajo cualquier circunstancia.
Resulta inaceptable que un fallo eléctrico deje en penumbras instalaciones de esa magnitud, con miles de viajeros en tránsito y equipos que dependen de un suministro estable. En un país que presume de recibir más de diez millones de turistas al año, semejante incidente erosiona confianza y proyecta una imagen de improvisación.
La explicación oficial se impone, pero también la exigencia de responsabilidades.
No basta con señalar la causa inmediata de la avería. Se requiere una auditoría técnica independiente que establezca por qué fallaron los sistemas de respaldo, quién debía garantizar su funcionamiento y cuáles protocolos se activaron.
El país necesita saber si se trata de un hecho aislado o de un síntoma de descuido estructural. El AILA no es un simple edificio.
Es la puerta de entrada de la República Dominicana al mundo. Mantenerla segura y confiable es un deber irrenunciable.