Réquiem para el multilateralismo
Trump desnuda la agonía de la ONU en su discurso más frontal
Donald Trump convirtió ayer su discurso contra la ONU en lo que parece el réquiem de una institución que hace tiempo dejó de respirar con sentido. El presidente de EE. UU. no hizo más que desnudar una evidencia incómoda. El multilateralismo yace en coma profundo. La ONU se sostiene en un Consejo de Seguridad que refleja la geopolítica de 1945, no la del presente. Cinco potencias con derecho a veto dictan silencios, bloquean resoluciones y paralizan cualquier intento de respuesta eficaz.
Se le pueden reprochar a Trump sus excesos y su desdén por las formas, pero no la exactitud de su diagnóstico. ¿Qué ha hecho la ONU frente a Ucrania, Gaza, Sudán o Haití? Plegarias, comunicados, visitas, nada que altere la correlación de fuerzas sobre el terreno. El organismo se ha convertido en teatro donde los diplomáticos representan su papel mientras la realidad arde.
Que se le cante un réquiem a la ONU no debería sorprender. Lo grave es que el mundo aún no ha encontrado la epifanía que la sustituya. ¿Será el imperio de la fuerza, el regreso de las alianzas de conveniencia, la fragmentación en bloques? Lo cierto es que el cadáver está sobre la mesa. Y Trump, con su brutal franqueza, solo se ha encargado de señalarlo.