Ayuda oportuna, pero con lupa
Melissa deja huellas y una lección de buena gestión pendiente
El anuncio de que el Gobierno destinará 12,000 millones de pesos para atender a los sectores afectados por las lluvias de Melissa es una respuesta oportuna ante una emergencia que ha dejado huellas profundas. Aunque nos libramos de lo peor, el daño ocasionado por esa tormenta atípica es cuantioso. Muchos dominicanos quedaron en la inopia al perder sus pocos bienes. La rapidez en la disposición de fondos es señal de sensibilidad social y de la necesidad de reactivar zonas que quedaron anegadas, con viviendas destruidas y caminos intransitables.
Pero la historia reciente enseña que la solidaridad oficial, sin vigilancia ni rigor, puede derivar en clientelismo o corrupción. Las ayudas deben llegar, sin intermediarios ni favoritismos, a quienes realmente perdieron su sustento. Cada peso invertido en reconstrucción y asistencia debe estar respaldado por transparencia, controles efectivos y criterios de equidad territorial.
El país no necesita más promesas incumplidas ni recursos desviados en el laberinto de la burocracia o el partidismo. Lo que se requiere es eficiencia, planificación y auditoría pública. La confianza ciudadana se fortalece cuando la ayuda se traduce en resultados tangibles y justos. Esta es la oportunidad de demostrar que la gestión de los desastres también puede ser un ejemplo de probidad y buena administración.
