×
Versión Impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

Cultura y bienal

La polémica escultura premiada cuestiona la institucionalidad del concurso

Expandir imagen
Cultura y bienal
El Colegio de Artistas Plásticos pide anular premio de escultura en la Bienal. (FUENTE EXTERNA)

Ahora que se ha presentado una queja con motivo del otorgamiento del premio nacional de escultura, viene a mi mente lo que me ocurrió tres años atrás. 

Era el mes de abril del 2022. En la zona colonial se presentaba una exposición inmersiva de las obras de Iván Tovar. No pude asistir al acto de inauguración, pero al día siguiente visité el lugar y aproveché la presentación que hicieron a un grupo reducido de invitados. 

Previamente había quedado impresionado por un chat que publicó Giovanny Cruz, escritor, dramaturgo y actor, en ese entonces viceministro de Cultura: "Anoche el objeto, el concepto, el precepto y el sujeto fue exclusivamente la Cultura. La exposición inmersiva a Iván Tovar resultó ser extraordinaria. Nuestro país se coloca en la gran modernidad conceptual con esta exposición".

Lo de modernidad conceptual me chocó. No era una exposición tradicional de las obras del autor. ¿Qué era entonces? El calificativo de "inmersiva" me intrigaba. Despejé las dudas al participar en la impactante demostración. 

Al retornar a mi casa escribí lo siguiente: 

"Después de contemplar la exposición inmersiva sobre Iván Tovar lo primero que vino a mi mente fue reafirmarme en el criterio de que se trata de un superbo artista, un gran pintor con raíces profundas hincadas en el surrealismo. Uno de los grandes de nuestro arte, cimiento de nuestro orgullo. Lo segundo que asomó, casi simultáneamente, fue caer en cuenta y preguntarme si el montaje de la obra, con la avanzada tecnología digital de imágenes y sonido empleada (modernidad conceptual), también es arte por sí mismo. Es indudable que las imágenes en movimiento con perspectivas parciales y totales de la producción del artista transforman su visión, la colocan en perspectiva distinta. No sé si la enriquecen o no, pero sí que la modifican. 

En mi cerebro se arremolinaron las ideas y fluyeron en visión circular. Me asaltó la pregunta de si lo que contemplé, vi y que tan buena impresión me causó, es "objeto, concepto, precepto, sujeto, es decir cultura", como afirma Giovanny, o en cambio se trata, más que nada, de recreación, espectáculo, que tienta los sentidos con latigazos fosforescentes alucinantes. 

No lo sé. Temo que las centellas fulgurantes que salen de los proyectores empequeñezcan la propia creación inerte, fija del pintor, carente del movimiento que imprimen los reflectores y de los vaivenes electrizantes marcados por la combinación de formas y colores lumínicos. 

En el fondo, cada obra, cada pintura, tiene su propio movimiento interno que se contrapone con la rigidez del cuadro enmarcado. Al contemplarla, el sentimiento que surge, el suspiro que induce, la estimulación cognitiva que provoca es la expresión de lo que llamamos arte. El sedimento que deja y se acumula es lo que nombramos cultura". 

Lo anterior viene a colación por el giro que ha tomado la premiación otorgada en la Bienal Nacional de Artes Visuales. En efecto, el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos solicitó, en declaración pública, la anulación del premio adjudicado en el renglón escultura, debido a que "la pieza premiada no corresponde a una escultura, sino a una planta palmera, y que el uso del material biodegradable como componente principal constituye una violación directa de las bases del concurso".  

Por fortuna, no se trata de adentrarse en una discusión inacabable sobre qué es arte, sino de algo más simple: respetar en toda su integridad las estipulaciones del concurso, aferrarse a la institucionalidad. Fortalecer esa dimensión es reforzar la credibilidad y legitimidad de la bienal

Es otras palabras, si se comprueba que se cumplieron las bases de la convocatoria no habría nada que revisar, ya que el jurado seleccionado para esos fines dictó sus consideraciones; pero, en cambio, si se incumplieron, ya sea por desconocimiento, olvido o cualquier otra causa, habría motivo válido para la impugnación y para actuar en consecuencia. 

Lo otro es materia para un interesante debate. Por ejemplo, una cáscara de guineo fijada con material adhesivo a una superficie para muchos no es arte, aunque para algunos sí lo es porque forma parte de los valores y sensibilidades de grupos humanos, aunque en el fondo estuvieren empeñados en demostrar que la humanidad es proclive a dejarse tomar por tonta.   

De ahí que lo sensato sea no aplastar la disidencia ni la provocación, pero tampoco aceptarla si no se está convencido de su pertinencia. Y esto, sin dejar de reconocer que a cada escala cognitiva pertenece una visión dotada de su propio espectro de sensibilidad, cuyas diferencias se mantienen de la misma manera en que persisten las sociales.

No se trata de adentrarse en una discusión inacabable sobre qué es arte, sino de algo más simple: respetar en toda su integridad las estipulaciones del concurso, aferrarse a la institucionalidad. Fortalecer esa dimensión es reforzar la credibilidad y legitimidad de la Bienal Nacional de Artes Visuales.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.