La marina mercante como facilitador económico de las naciones
Desafíos económicos y estratégicos del sector marítimo en República Dominicana
La marina mercante como facilitador económico de las naciones, contribuye a la creación de nuevos empleos directos e indirectos, en zonas muy necesitadas, impulsando la economía local y nacional.
Desde el inicio del primer mandato constitucional del presidente Luis Abinader Corona, quien ha tenido un enfoque muy claro de que República Dominicana debe convertirse en el hub del Caribe, el comercio marítimo es esencial para poder lograrlo. Pero para esto existe la necesidad imperante de que República Dominicana cuente con 3 o más astilleros navales los cuales puedan generar un gran interés por el desarrollo de las embarcaciones nacionales para armadores.
Los astilleros facilitarían la construcción y mantenimiento de la flota mercante, esencial para el comercio internacional, esto reduce costos de fletes y mejora en la competitividad de las exportaciones e importaciones y pueden ser garantes de que los buques de cruceros turísticos obtengan servicio ante cualquier desperfecto o avería, pudiendo brindar un servicio en tiempo récord lo cual no afectaría su estadía por nuestro país.
En la actualidad contamos con un solo astillero, este no puede ser garante de las operaciones de lo mas de 50 cruceros que nos visitan y de los más de 4,500 buques que circulan por la región.
La República Dominicana, a pesar de su próspera economía y siendo referente de progreso basado en el turismo y su estratégica ubicación en el Caribe, enfrenta un desafío que está pasando factura a su potencial marítimo: la carencia de astilleros modernos y competitivos.
Esta situación se traduce en montos económicos significativos. Según estimaciones conservadoras, el país deja de percibir alrededor de 100 millones de dólares anuales debido a que no cuenta con astilleros, teniendo las empresas marítimas que utilizar los servicios en países vecinos para sus reparaciones y mantenimiento de buques. Esta cifra no solo representa una pérdida directa de ingresos, sino también una oportunidad desperdiciada para desarrollar capacidades técnicas y emplear mano de obra local en un sector crucial para la economía nacional.
Mientras que países como Panamá y Jamaica han invertido considerablemente en infraestructura marítima, atrayendo más tráfico marítimo y generando mayores ingresos, la República Dominicana se ve limitada en su capacidad para atraer y retener negocios marítimos de alto valor añadido.
Para mitigar estas pérdidas y capitalizar el potencial sin explotar, la República Dominicana necesita considerar políticas que fomenten asociaciones público-privadas en el desarrollo de infraestructura marítima. Mejorar el entorno regulatorio y permitir que instituciones como Autoridad Portuaria puedan ofrecer garantía a inversores privados, esto sería la clave para transformar esta carencia en una oportunidad, contribuyendo así al crecimiento sostenible y la competitividad regional.
En resumen, la ausencia de astilleros competentes representa no solo una pérdida económica palpable para la República Dominicana, sino también un obstáculo para su desarrollo marítimo y turístico. Abordar este desafío con visión estratégica y determinación podría posicionar al país como un líder regional en el sector marítimo, beneficiando a toda la economía nacional a largo plazo.
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