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Virginia Roca y la artesanía dominicana

El legado de Virginia Roca y el futuro incierto de los artesanos

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Virginia Roca y la artesanía dominicana
Virginia Roca ha sido una incansable promotora de la artesanía en la República Dominicana. (FUENTE EXTERNA)

Las manos del orfebre en su oscuro rincón y la sonrisa siempre optimista de Virginia Roca. Si admirabas el talento de nuestros artesanos, seguro que en algún momento te encontraste con ella. Viajaba de proyecto en proyecto sin cansarse. Cuando yo casi me daba por vencida, ella aparecía para hablarme de una nueva iniciativa. Ya fueran los nacimientos, las vírgenes o el grupo de mujeres en algún campo, siempre tenía un nuevo proyecto. Era difícil decirle que no. Su voz suave y su sonrisa llena de esperanza me hacían creer otra vez.

Este año, Virginia partió físicamente, y no hay mejor forma de recordarla que hablando del sector al que dedicó tantos días de desvelo y amor.

La artesanía aporta el 1.5 % del PIB de la República Dominicana y emplea a más de 50,000 personas, muchos de ellos son jóvenes y mujeres en zonas rurales y urbanas. Sin embargo, solo el 30 % de la artesanía vendida en el país proviene de manos dominicanas. Aunque el turismo ha crecido, el sector no se ha beneficiado como debería. Más del 70 % de los artesanos operan en la informalidad, sin acceso a financiamiento ni canales de distribución, tanto locales como internacionales

Me gustaría ser optimista, como lo era Virginia, pero, en muchos casos, enfrentamos los mismos problemas de décadas atrás. Algunas empresas han logrado avanzar, pero son la minoría. Los programas integrales de apoyo, que son lo que verdaderamente necesitan los artesanos, son escasos, y el sector continúa sin organizarse de manera efectiva para hacer oír sus voces.

Hace muchos años, siendo Virginia Roca funcionaria del Ministerio de Cultura, tuvo la hermosa iniciativa de las Aldeas Artesanales. Logró establecer la primera en Río San Juan y otras que no llegaron a completarse. ¡Qué poco comprendieron los funcionarios de entonces el alcance de su visión! En aquella caseta del puerto de la Laguna de Gri Grí, el arte llenaba los ojos y el alma de los jóvenes. Recuerdo los talleres que organizamos juntas y el entusiasmo con que me contaba cómo los artistas nacionales regalaban su tiempo para enseñar baile, música, pintura y, sí, también el trabajo artesanal con diferentes materiales.

La artesanía es parte de nuestras industrias culturales, formada por micro y pequeñas empresas que venden a turistas y trabajan con materiales sostenibles. Sin embargo, el sector está fragmentado y vulnerable ante turoperadores y tiendas de regalos que imponen sus condiciones. Cuando alguien tiene una idea original, otros la copian de inmediato. Tenemos la gema del Caribe, el larimar, pero nuestra orfebrería en general sigue siendo limitada por lo que también devalúa su costo por pieza, salvo excelentes excepciones.  Estos males son comunes a los artesanos del Caribe. Es hora de reforzar la inversión en entrenamientos no solo para crear más y mejores piezas, sino también para aprender a promocionarlas y venderlas. Los nuevos polos turísticos en desarrollo deberían tener más artesanía que resalten esas regiones y se diferencien de lo que hay en otros destinos.

El desarrollo del sector compete a diversos ministerios y entidades. A todos y a casi nadie. Nos hacen falta más Virginias, más apoyo integral a este sector que debería estar disfrutando del auge turístico y exportando más al Caribe. Tal vez ahora tenemos una emisaria desde lo alto, armada con su sonrisa, para seguir siendo nuestra artesana de la esperanza.

TEMAS -

Facilitadora comercio y exportacion, experta exportación de servicios y Caribe.