Necesitamos más mujeres exportadoras para alcanzar la proyección de crecimiento de 2036
El financiamiento sigue en deuda con las empresarias
La adolescente que en los años 80 discutía en el patio del colegio sobre sus derechos como mujer jamás imaginaría los titulares y publicaciones que hoy circulan en redes sociales. Mucho menos pensaría que, décadas después, encontraría ideas más conservadoras que las de sus compañeros de entonces o las de aquellas vecinas que mecían prejuicios en alguna galería.
Los avances en derechos humanos y equidad de género se tambalean. pero desde esta tribuna apostamos porque las mujeres empresarias, en particular aquellas que exportan sean capaces de saltar el cerco y conquistar los espacios a los que tienen derecho.
En un mundo cada vez más transaccional, apoyar a más mujeres exportadoras no es solo un acto de justicia, es una decisión estratégica de negocio.
Según datos del Centro de Comercio Internacional (ITC), solo el 20 % de los exportadores a nivel global son mujeres, y en América Latina y el Caribe la cifra cae al 15 %. Esto no solo es una cuestión de equidad, sino de oportunidad económica. En nuestro país, Prodominicana ha visibilizado los aportes de las mujeres exportadoras dominicanas en una publicación anual que es un buen punto de partida.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) estima que, si las mujeres tuvieran una participación igualitaria en el comercio exterior, aportarían más de 2 billones de dólares al PIB mundial. Por otra parte, las empresas lideradas por mujeres que exportan crecen en promedio un 20 % más rápido y generan empleos de mayor calidad. Sus ingresos, además, impactan más directamente en sus familias y en sus comunidades.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las mujeres empresarias es el acceso al financiamiento. A pesar de cumplir con los requisitos, sus empresas son percibidas como inversiones más riesgosas, ya sea por sesgos conscientes o inconscientes. En la práctica, esto se traduce en que solo el 7 % del capital de riesgo global se destina a negocios dirigidos por mujeres.
Un reciente reportaje de Diario Libre reveló que las mujeres pagan tasas de interés más altas que sus pares masculinos al solicitar préstamos. Aunque existen iniciativas públicas y privadas para ofrecer líneas de crédito específicas para ellas, el desafío no es solo financiero. Se necesitan programas integrados que faciliten el acceso a clientes, capacitación y redes de contacto.
Más que romper un "techo de cristal" (que también), las mujeres emprendedoras y exportadoras deben sortear un verdadero laberinto de obstáculos. Múltiples estudios han identificado cinco áreas clave en las que las mujeres deben fortalecerse (y ser apoyadas para ello) para superar estas barreras que por falta de espacio nos limitaremos a enumerar: capacidad de negociación, acceso y dominio de la tecnología, reafirmación de un estilo de liderazgo propio, manejo financiero y acceso a capital, creación de redes estratégicas de contacto (networking).
Se dirá que existen programas, y sí, los hay, pero no son suficientes. Es urgente diseñar estrategias integradas que aborden estas necesidades y evitar que cientos de mujeres empresarias queden rezagadas en el comercio internacional.
Hoy, en medio de una corriente regresiva que pretende devolver a las mujeres, ya no al siglo XIX, sino a la Edad Media, resulta más crucial que nunca respaldarlas en todas las esferas. Cuando hablamos de comercio exterior, está claro: si queremos alcanzar las metas de crecimiento proyectadas para 2036, necesitamos más mujeres exportadoras. No es solo una cuestión social y de derechos. Es, sobre todo, una decisión económica inteligente.