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Sigamos adelante

Tras la tragedia que dejó 232 muertos y 180 heridos en Semana Santa, el país enfrenta el duelo colectivo y la necesidad de justicia

Ha pasado la Semana Santa y la vida debe continuar, a pesar de la pérdida de 232 vidas y de otras 180 personas heridas, salvadas por suerte o milagro. Mucha gente salió de la ciudad en busca de un espacio de paz, para aliviar la pesada carga que el lunes ocho de este mes colocó sobre cada uno de nosotros.

Ahora, el inicio de la semana nos llama a seguir viviendo.

El país sufrió. Todos sufrimos. El dolor ha sido inmenso, y la tristeza, colectiva. Ahora llega la ira. Y al mismo tiempo, la realidad cotidiana que nos obliga a seguir adelante, sin olvidar lo ocurrido ni abandonar la espera de justicia.

La tristeza, la confusión y la rabia podrían invadir nuestras mentes y corazones. Pero es importante recordar que, en medio de las adversidades, la resiliencia de nuestra comunidad puede brillar con mayor fuerza. En estos momentos oscuros, es seguro que encontraremos la luz que nos guíe hacia la sanción y la reconstrucción.

No debemos permitir que la tristeza ni la ira nos paralicen. Claro que lo ocurrido nos sigue doliendo, pero utilicemos ese dolor como combustible para crear un cambio positivo. ¿Qué podemos aprender de esta tragedia? ¿Cómo podemos incidir para garantizar que algo así no vuelva a ocurrir? Es momento de reflexionar sobre nuestras estructuras, nuestras normas de seguridad y también sobre nuestra responsabilidad colectiva como ciudadanos.

Este es el momento, la oportunidad de educarnos y abogar por un entorno más seguro para todos. Las tragedias no deben ser olvidadas. Deben servir como lecciones que nos impulsen a actuar. La vida de quienes perecieron en la discoteca no debe haber sido en vano; su memoria debe ser el motor que nos empuje hacia un futuro más seguro y más fuerte.

Necesitamos esa seguridad y esa fortaleza porque, con certeza, no dejaremos de bailar en sitios públicos ni de asistir a ellos para celebrar momentos especiales con amigos y familiares. Así es la vida, y no la vamos a cambiar. Lo que sí podemos transformar como ciudadanos es nuestra conducta ante las deficiencias de nuestras autoridades, los vacíos de nuestras leyes y la indiferencia de nuestros legisladores frente a la falta de protección que sufrimos frente a empresarios y dueños de negocios públicos que incumplen las normas y carecen de conciencia ciudadana para cuidar de sus clientes y evitar que sufran daños al consumir un servicio que se promociona como bueno y seguro.

No debemos dejar que la tristeza nos paralice. Debemos dar seguimiento a la justicia para que cumpla con pulcritud su deber de sancionar a los culpables, sean quienes sean. Y, al mismo tiempo, necesitamos voz y acción. Hay que impulsar una campaña comunitaria que promueva la revisión y mejora de los estándares de seguridad en todos los espacios públicos. Debemos alentar a los grupos comunitarios organizados a reunirse para presentar propuestas concretas a las autoridades locales, exigir auditorías de seguridad en locales y eventos, y formar grupos de trabajo que impulsen regulaciones que nos protejan a todos.

Ese movimiento comunitario también debe promover la educación en seguridad para eventos públicos, organizando talleres que sensibilicen a los propietarios de establecimientos y organizadores de actividades sobre la importancia de la prevención. La educación es una herramienta poderosa para evitar tragedias futuras.

La unión es uno de los valores que nos define como dominicanos. Vamos a demostrarlo. Seamos un faro de esperanza para quienes hoy sufren, ofreciendo apoyo y compasión.

Recordemos que los que hemos perdido eran personas queridas por sus familias y amigos. Su legado vivirá. Honremos sus vidas uniéndonos como comunidad para que lo ocurrido aquel lunes de abril no vuelva a repetirse jamás.

Sigamos concurriendo cada día a la zona cero, en silencio, como símbolo de dolor, pero también como testimonio de nuestra determinación de seguir adelante, clamando por justicia y por medidas de prevención que eviten la repetición de esta tragedia.

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