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No todo debe ser judicializado

Prevenir, no litigar, por qué el Derecho debe ser una herramienta de anticipación

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No todo debe ser judicializado
El Derecho debe usarse como herramienta para evitar disputas, no solo para resolverlas. (SHUTTERSTOCK)

Vivimos en una sociedad donde los tribunales se han convertido en escenario frecuente de disputas personales, empresariales e institucionales. En muchos casos, sin necesidad real de llegar hasta allí. Es momento de recordar que no todo conflicto debe resolverse en un tribunal. La tendencia a judicializarlo todo puede reflejar una falta de educación legal preventiva en nuestra cultura.

El Derecho no es solo un instrumento de resolución, sino también una herramienta de prevención. Cuando se recurre al abogado solo después de que surge el problema, ya vamos tarde. El asesoramiento oportuno permite anticipar riesgos y evitarlos antes de que se conviertan en controversias mayores. Una sociedad jurídicamente madura no espera a que los problemas se agraven para actuar.

Un contrato bien elaborado, claro y equilibrado, puede evitar años de litigio. Reflejar fielmente la voluntad de las partes, prever escenarios difíciles y establecer consecuencias claras ante incumplimientos fortalece la seguridad jurídica y la confianza entre los involucrados. Este tipo de documentos otorgan tranquilidad y previsibilidad en las relaciones legales, lo cual es fundamental en cualquier tipo de negocio o vínculo civil.

Tomemos como ejemplo el acuerdo de socios. Este documento es clave para cualquier sociedad comercial. En él se pueden definir aspectos fundamentales como la administración, toma de decisiones, entrada o salida de socios, manejo de conflictos y distribución de beneficios. Si estos puntos no se acuerdan desde el inicio, las diferencias terminan inevitablemente en tribunales. Y peor aún, terminan destruyendo relaciones personales y profesionales valiosas.

Lo mismo aplica para contratos de arrendamiento, compraventas, prestación de servicios o cualquier tipo de relación contractual. Cuando todo está debidamente establecido y consensuado por escrito, se reducen los malentendidos y se evita la judicialización innecesaria. Prever, acordar y documentar correctamente cada paso de una relación jurídica es una inversión en paz y eficiencia.

Además, saturar el sistema judicial con conflictos evitables retrasa procesos verdaderamente urgentes y debilita la confianza ciudadana en la justicia. Litigar debe ser la excepción, no la norma. Los jueces deben enfocarse en casos complejos y de interés público, no en disputas que bien pudieron prevenirse con asesoría básica y buena fe entre las partes.

Ahora bien, si el conflicto ya existe, eso tampoco significa que obligatoriamente deba resolverse en los tribunales. Existen mecanismos alternos como la conciliación, la mediación o el arbitraje, que permiten alcanzar soluciones eficaces, rápidas y menos desgastantes. Acudir a los tribunales debe ser el último recurso, no el reflejo automático ante cualquier desacuerdo.

En lugar de enfocarnos solo en resolver después del conflicto, propongamos un enfoque preventivo. La planificación legal, la negociación responsable y el acompañamiento profesional oportuno son herramientas clave para una convivencia más armónica y un entorno de negocios más sano. Conocer nuestros derechos es esencial, pero también lo es saber cómo protegerlos sin necesidad de llegar a los tribunales.

Incluso en las relaciones familiares, acuerdos como capitulaciones matrimoniales, testamentos, o pactos de manutención pueden evitar años de disputas dolorosas. Lo mismo ocurre en el ámbito laboral, donde políticas internas claras y contratos bien definidos pueden preservar el ambiente y evitar fricciones innecesarias.

Un buen abogado no es solo quien gana casos en los tribunales, sino quien ayuda a que no lleguen allí. Anticiparse es una muestra de responsabilidad y madurez jurídica. A veces, prevenir es el mejor litigio que se puede ejercer.

Así gana el cliente, gana el sistema y gana la sociedad. Construyamos una cultura donde la ley se use con inteligencia, no solo como escudo tras el conflicto, sino como cimiento antes del mismo.

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El autor es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y magíster en Derecho Administrativo y Regulación Económica por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Puede ser contactado vía correo electrónico en: Josedelgadolegal@gmail.com