El abecedario de cosas simples
Las "dominicanadas" que avergüenzan y estancan el país

Una mirada a la imagen de cualquier ciudad del país o un recorrido por nuestras carreteras pone en evidencia las debilidades de gestión gerencial en áreas de orden público como resultado de la ausencia de criterio y sentido común, de voluntad política, pero sobre todo, de determinación de las instituciones responsables en aplicar o crear normas que nos ayuden a mejorar la imagen de una sociedad que suponemos civilizada.
Ya algunos especialistas han llamado la atención sobre la imposición en nuestro tejido social de expresiones que reflejan la decadencia de valores. Así, el … “nada es nada”; “a mí que me importa”; “que resuelva otro”; “a mí el gobierno no me da nada”; “ese no es mi problema”; bueeeno, pero eso se ha hecho siempre así…, son expresiones que forman parte de la cotidianidad de los dominicanos, independientemente de su clase social y nivel de educación, con la finalidad de justificar la materialización de una acción que violenta el orden o cualquier norma razonable de convivencia social.
Nos hemos acostumbrado a vivir en una especie de caos organizado, sin probabilidad de un cambio importante a mediano plazo, dada la ausencia de visión en nuestros políticos, su limitada capacidad gerencial cuando asumen una posición pública, pero lo más lamentable es el conformismo e indiferencia de los propios ciudadanos ante la falta de un orden razonable, pero paradójicamente lo que más admiramos de otros países visitados es la limpieza, organización y la forma en que es administrado el sistema de orden público basado en reglas, su aplicación y consecuencias.
Construir un listado de eventos simples de nuestra cotidianidad que parecen inverosímiles dado el nivel de desarrollo alcanzado en materia urbanística y en los niveles de ingresos medios de la población, pero que a todas luces, nos hacen ver como una sociedad atrasada y atrapada en costumbres que, por lo menos en su forma, no parecen aceptables en pleno siglo XXl.
a) Circulación de carretas en el casco urbano a cualquier hora del día.
b) Circulación de Motocicletas en calles y avenidas de manera desordenada.
c) Circulación de Vendedores de frutas y mercaderías en las intercepciones de las vías.
d) Circulación de Carros públicos destartalados y sin paradas específicas.
e) Colocación desordenada de Letreros Comerciales que afean y contaminan la imagen visual.
f) Ocupación de aceras y otros espacios públicos para la venta permanente de mercaderías y comidas.
g) Utilización de los márgenes de Carreteras para estacionamiento de camiones y otros vehículos pesados.
h) Ocupación de las aceras como depósito de materiales y desperdicios.
i) No observación de los horarios de trabajo establecidos en construcciones y/o reparaciones.
j) Violación a los límites en los linderos de solares y descuido en la limpieza de estos cuando están en estado baldío.
k) Establecimiento de comedores móviles en aceras sin ninguna regla de higiene y control de calidad.
l) Uso de las isletas de las avenidas como cruce de vía y hasta de estacionamiento.
m) Ausencia de un orden lógico y ordenado de los árboles que pretenden embellecer las ciudades. Así mismo, se permite la siembra de árboles que destruyen aceras y contenes.
n) Permitir la colocación de tarantines en los laterales de las carreteras para la exhibición al aire libre de chicharrones y otros alimentos.
ñ) Circulación de camiones de carga a cualquier hora y dirección y sin las prevenciones de seguridad requeridas.
o) Lanzamiento de basura en los espacios públicos, ríos, canales de riego y playas.
p) Colocación de Letreros y vallas en las carreteras de manera desordenada.
q) Ausencia de Mantenimiento oportuno en las carreteras y, también, en el corte de árboles que constituyen un grave peligro.
r) Acumulación de aguas en las calles por ausencia de mantenimiento del débil sistema de drenaje urbano.
s) El uso de policías de tránsito en remplazo de los semáforos en las vías de alto tránsito.
t) Permitir el estacionamiento de vehículos en ambos lados de las calles, sobre todo sin horarios específicos.
u) Permitir la circulación de camiones de carga en calles y avenidas a cualquier hora del día.
v) Permitir el aparcamiento de camiones para el monte y descarga de mercancías a cualquier hora del día.
w) Permitir los toques de altoparlantes, bocinas de vehículos y sonidos de manera indiscriminada
x) Ausencia de rigurosidad en la aplicación del régimen de consecuencia por violaciones a las leyes de tránsito.
y) Permitir la pululación de los llamados limpia vidrios y supuestos mendigos en las calles y avenidas.
z) Permitir que los ciudadanos realicen necesidades fisiológicas en vías pública.
La lista de “dominicanadas”, así las tipifican los visitantes extranjeros sin ocultar su asombro, no termina con este decálogo del tamaño de las letras del abecedario. La no mencionada, intencionalmente, es quizás una de las más importantes, tiene que ver con la ACTITUD de indiferencia de quienes están llamados a definir políticas para la superación de muchas de estas falencias sociales, las cuales tienen un alto costo para los ciudadanos en término de tiempo, salubridad, salud mental y emocional.
Sin dudas que lo planteado es un problema complejo y que para avanzar en las soluciones se requiere de mucho tiempo, esfuerzo colectivo, recursos financieros y educación. Sin embargo, hay tantas cosas simples, hasta de sentido común, que solo basta aplicar el buen juicio a partir de una evaluación crítica de la razonabilidad de las cosas que permitimos y hacemos, principalmente, en las vías de circulación y espacios públicos.