Emprender es de valientes
Del sueño a la realidad, los errores que matan a los emprendimientos
Emprender es de valientes. Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), hace unos años, cerca del 42 % de los dominicanos encuestados iniciaban o manejaban un nuevo negocio, pero apenas un 3.8 % lograba sostenerlo en el tiempo. Este fenómeno no es exclusivo del país. A nivel global, en 2025 (sin incluir a República Dominicana), la misma encuesta reveló que, en países donde se percibía como fácil emprender, el 80 % de las personas no lo hacía por miedo: al fracaso, a la burocracia, a quedarse solas si las cosas salían mal.
A veces son las cosas más sencillas y hasta irrisorias las que llevan al fracaso: un pedido que nunca llega porque al artesano se le olvidó la contraseña de su e-mail y no ha hecho nada al respecto en semanas; un registro sanitario pendiente para productos de belleza que han costado todos los ahorros y que no pueden colocarse en tiendas sin esa autorización; un cálculo mal hecho al cotizar el envío de unos plátanos a una isla del Caribe que lo saca del mercado o un empaque improvisado en una caja reusada, que no resiste la manipulación en puerto y llega dañado.
Estos errores que pueden parecer anecdóticos, son síntomas de algo más profundo: la fragilidad estructural con la que operan muchas micro y pequeñas empresas. Aun así, cada día miles de emprendedores se levantan con fe en lo que hacen, soñando con "echar pa´ adelante", aunque el camino sea largo y cuesta arriba, pero, aquellos pocos que logran materializar sus sueños y logran exportar con éxito, abren una puerta real para diversificar ingresos y reducir riesgos.
He visto a muchos pequeños empresarios exportadores avanzar con persistencia: participar en cada convocatoria, aprovechar cada capacitación, aplicar a fondos de cooperación cuando están disponibles. Con esfuerzo sostenido, algunos logran construir esa expansión, aplicar lo aprendido y seguir aspirando a más. También hay exportadores, sobre todo hacia mercados del Caribe, que con perseverancia han logrado crecer de manera sostenida. A pesar de que contamos con muchos premios para ideas innovadoras, pero poco apoyo para convertir esas buenas ideas en negocios sostenibles. Existen programas de apoyo a las mipymes, tanto públicos como privados, además de iniciativas de organismos internacionales- Sin embargo, es necesario una mayor coordinación y articulación entre esos servicios para que tengan una mayor eficiencia e impacto en nuestros emprendedores.
Además, es crucial diferenciar el tipo de empresa. Las ayudas no sociales deben enfocarse en aquellas mipymes que aspiran a crecer, no en las que operan por subsistencia o estilo de vida. A esos emprendedores con vocación de expansión debemos ofrecerles una asistencia integral: acceso a financiamiento en condiciones asequibles, apoyo técnico coherente, redes de contactos, tecnología, formación para usarla y programas que impulsen el siguiente paso.
A todo esto, se suman las barreras invisibles que señala la encuesta GEM sobre aspectos emocionales o circunstanciales que ahuyentan la idea de emprender. Escoger la estrategia correcta con recursos limitados es un reto constante. La inteligencia artificial puede ser una aliada para la eficiencia, pero también puede convertirse en una barrera adicional no solo por lo que se requiere para usarla bien sino porque con datos sesgados sus recomendaciones no necesariamente estarán adaptadas a la realidad del mercado local. Cerrar todas estas brechas es un desafío clave de los próximos años.