En dos tiempos
La lucha de Peña Gómez por la democracia contrasta con el silencio del presente
Uno. No me cabe duda de que, a casi 30 años de su muerte, José Francisco Peña Gómez la habría tenido difícil para ser siquiera alcalde pedáneo.
José Francisco fue hijo de Oguís Vicent y María Marcelino. Sobrevivió al abandono de sus padres durante la matanza de haitianos de 1937 y vivió toda su vida bajo el estigma de su ascendencia haitiana por parte de padre. Su madre era una mulata dominicana oriunda, según versiones, de San Juan o de Los Almácigos, Santiago Rodríguez. José Francisco fue posteriormente criado por una pareja dominicana, Regino Peña y María Fermina Gómez, de donde tomó sus apellidos.
Eso no impidió que lo acusaran de haber nacido en Haití, de ser ateo, anticristiano o incluso de ser un caballo de Troya. Sus adversarios, algunos de los cuales hoy son aliados antihistóricos del oficialismo, desataron campañas de odio y descrédito. Pero su liderazgo, su carácter y su espíritu democrático siempre se impusieron.
¿Por qué habría tenido dificultades hoy? Porque un funcionario del servicio diplomático del PRM está siendo atacado por el color de su piel. Ni el partido, ni el Gobierno han salido a defenderlo. Peña Gómez sobrevivió al odio.
Pero el odio, y el miedo que nunca le frenaron, le sobreviven.
Dos. El programa de la Alcaldía del Distrito Nacional para instalar más de 10,000 lámparas en las tres circunscripciones es un nuevo impulso hacia una ciudad más segura. Celebramos los esfuerzos institucionales. Ahora le toca a la ciudadanía reapropiarse de sus espacios.
La delincuencia se instala donde no hay vida en sociedad. Calles vacías, sin peatones ni vigilancia social, son caldo de cultivo para el crimen. El delivery ha sustituido muchas de nuestras escapadas por las calles. Nos hemos acostumbrado a depender del vehículo incluso en zonas densamente urbanizadas. Por eso, esta apuesta por la iluminación, sumada a la readecuación de parques fomenta una ciudad más caminable, habitable y digna para todas las personas.