La letanía de Abinader
Abinader insiste en Haití ante la ONU mientras el mundo mira hacia otros conflictos
Otra vez el presidente dominicano habló en las Naciones Unidas. Y otra vez Haití fue el eje de su discurso. Ya deben ser 20 las veces en la que República Dominicana ha llevado su principal preocupación de seguridad a las Naciones Unidas y es evidente que cada vez Haití está más olvidado en un mundo gobernado por las miserias a las que Israel somete al pueblo palestino; la invasión rusa a Ucrania cuyo fin no se percibe y lo último: la presencia militar estadounidense en el mar Caribe con los cañones puestos en Venezuela.
Mientras tanto en Puerto Príncipe, tan solo en esta semana se ha sabido que diez niños murieron en apenas diez días —seis de ellos alcanzados por drones en una fiesta organizada por un jefe de banda—. Mientras en los territorios mal bañados por el río Artibonite las pandillas dejan sin arroz y sin tierra cultivable a miles de campesinos.
En Nueva York, a la tranquilidad del aire acondicionado, William Ruto, presidente de Kenia, lamentó que la misión multinacional que lidera su país en Haití no ha contado con los equipos ni con la financiación para cumplir su mandato. Aun así, aseguró haber recuperado el palacio presidencial, el puerto y el aeropuerto. Un logro que no puede llamarse a medias, pues las bandas siguen controlando casi el 90 % de la capital.
Por otro lado Canadá y Estados Unidos empujan en el Consejo de Seguridad para ampliar la misión con 5,500 efectivos. Hablan de urgencia, pero la fecha límite está encima: el mandato actual expira el 2 de octubre y Marco Rubio piensa que China vetará cualquier apoyo adicional a Haití.
Mientras la Asamblea General de la ONU se infla de discursos intrascendentes, porque al parecer nadie hace caso, los haitianos continúan atrapados sin un Estado, sin alimentos y sin futuro claro. Hay que reconocer al presidente Abinader por la letanía ante la ONU, al menos él está convencido de que no puede cansarse. Pese a que la posibilidad de mejora son pocas y el caso manda al otro lado de la frontera.