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Los políticos nunca saben

Del PLD al PRM, la misma historia con distinto color

¿Seguiremos escuchando la misma excusa? "Las responsabilidades son individuales". "No importa quién sea, si es culpable tiene que pagar". "El narcotráfico no conoce de actas ni de partidos"... "No hay vacas sagradas".

Todo apunta a que los políticos son ciegos... o se les llenan los ojos con facilidad y la vista engorda hasta que se nubla y enceguece.

No hay excusa para que un partido político no pueda hacer una simple auditoría visual a quien aspira a representar en una boleta electoral. Qué tan problemático puede ser investigar a un aspirante y conocer a qué se dedica; de dónde vienen sus fondos y si ese negocio es tan rentable como para llevar una vida ostentosa.

Los partidos tienen que interesarse en conocer qué saben los que están en los comités de base y los dirigentes comunitarios; o cómo lo conocen la gente del barrio y quiénes son sus amigos.

Es que los políticos solo aparecen, como dice la gente, cada cuatro años. Bajen al pueblo que es el mejor DNI.

Y esto no es exclusivo del PRM. El PLD se convirtió en una maquinaria electoral tan bien aceitada que solo funcionaba en elecciones. Hasta que se acabó la grasa económica y Danilo Medina pegó el grito: "Nadie quería hacer nada si no había dinero por el medio", dijo en 2020.

La Fuerza del Pueblo, que se presume de "nueva", acaba de repetir el patrón: premiar relaciones primarias por encima del trabajo político.

Esa dinámica en la que se impone el dinero y las relaciones personales es autoritaria, mercurial y grosera abre la puerta a cualquiera: "empresarios" de fortuna instantánea, narcotraficantes, figuras de dudosa procedencia. Se infiltran, compran simpatías, se visten de políticos. Y cuando la justicia toca la puerta: "no sabíamos nada".

La política no puede seguir funcionando con ese instinto de supervivencia que premia a quien pueda gastar más.

Es necesario cambiar las leyes y hacerlas tan drásticas que sea impensable meter a un tiguere en la política. Pero el poder para cambiar las leyes está en manos de los mismos políticos del cambio.

La ley debe ser simple, aunque parezca utópica: si un partido presenta a un candidato que luego resulta condenado penalmente, el partido debería perder el cargo o curul. Sin transferirlo a otro. Eliminado durante el resto del período para el que fue electo. La responsabilidad individual no sirve como excusa. Sin duda, los partidos llevan demasiado tiempo mirando hacia otro lado.

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Periodista dominicano. Ha trabajado en los periódicos Diario Libre, El Caribe y Listín Diario donde ha ejercido cubriendo las fuentes de deportes y ciudad. Ha trabajado en radio, televisión y proyectos digitales.