Obesa desinformación
La aprobación de la OMS de los análogos GLP-1 divide a la sociedad entre los informados y los desinformados
La brecha del conocimiento divide a la sociedad. Esta vez en los obesos y los ex obesos. Y claramente no es solo sobre el poder de comprar un medicamento, también de saber que existe.
La OMS acaba de respaldar el uso de tres fármacos, originalmente para diabetes tipo 2, para tratar la obesidad a largo plazo. Son terapias basadas en análogos GLP-1 que reducen el apetito, controlan la glucosa y ayudan a bajar de peso. La noticia debería tener al país entero hablando. Pero no. Solo se está hablando en una parte. Y en esa parte se habla muchísimo. Un par de años atrás era un chisme. Ya no. Porque el uso se ha extendido.
En determinados círculos sociales el debate se siente avanzado: gente comparando tratamientos, calculando miligramos, opinando sobre cómo se colocan las dosis, que cuáles fueron los efectos secundarios, abordan los casos de éxito. En fin, una conversación ordinaria. Es la misma dinámica con la que adoptan cualquier tecnología nueva: rápido, informados, guiados por especialistas.
Mientras tanto, en las zonas más pobres, el tema ni comienza. Ahí la obesidad y la diabetes siguen siendo vistas como asuntos de mala suerte, "exceso de azúcar", agotamiento, edad... nunca como enfermedades crónicas tratables mediante terapias científicas modernas. Y no porque sea gente desinteresada; simplemente nadie les está explicando.
Médicos que dominan estos tratamientos están, incluso en instituciones públicas como el Instituto de la Diabetes. El país no carece de expertos, ni de protocolos, ni de ciencia. Carece de comunicación. Y cuando la información no circula, lo que gana terreno es la desigualdad. Es cierto que muchos de estos medicamentos son costosos; pero la mayor barrera es la de la desinformación.
Hay que cerrar la brecha de acceso a estos medicamentos. Mejor es que una persona decida no tomar una opción médica por decisión basada en el conocimiento y no porque no tenía la más mínima idea de su existencia.

Omar Santana