Reconstrucciones hiperrealistas revelan la dura vida de dos hermanas de la Edad de Piedra
Los restos óseos fueron hallados en las cercanías de la mina de sílex de Korozluky

Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports ha revelado, a través de reconstrucciones hiperrealistas, los rostros y la vida cotidiana de dos hermanas que trabajaron en una mina de sílex hace más de 6,000 años en el actual territorio checo. La investigación, liderada por arqueólogos en el yacimiento de Korozluky (Moravia del Sur), no solo reconstruye sus rostros con un asombroso nivel de detalle, sino que también plantea un giro en la comprensión de las dinámicas laborales y sociales en el Neolítico.
Dos hermanas, una mina y una nueva narrativa
Los restos óseos fueron hallados en las cercanías de la mina de sílex de Korozluky, un importante sitio de extracción del periodo neolítico. Los análisis indican que las mujeres, probablemente hermanas, murieron entre los 30 y 40 años, medían cerca de 1.45 metros y tenían una contextura delgada. No obstante, sus esqueletos muestran signos de actividad física intensa a lo largo de sus vidas.
El hallazgo desafía nociones tradicionales sobre el trabajo minero, históricamente atribuido a los hombres, y sugiere que el género no fue un factor determinante en la asignación de labores duras. Según el estudio, el criterio para imponer trabajo físico en esta sociedad pudo haber estado más ligado a la capacidad de coerción que a la fuerza bruta. "El trabajo más duro ya no era realizado por el más fuerte, sino por quien podía ser obligado a hacerlo", afirman los autores.
Tecnología al servicio de la arqueología
Las reconstrucciones faciales fueron dirigidas por la artista forense Eva Vanícková y su equipo, quienes combinaron escaneos 3D, análisis genético y técnicas de modelado con silicona, implantes capilares y prótesis oculares para recrear con fidelidad los rostros de las mujeres.
Los análisis genéticos revelaron que la hermana menor tenía probablemente ojos verdes o avellana y cabello oscuro, mientras que la mayor presentaba ojos azules y cabello rubio. La vestimenta, recreada a partir de hallazgos textiles europeos de la misma época, refleja el uso de fibras vegetales como lino, corteza y ortiga, lo que da cuenta de la limitada tecnología textil del momento.
La mina de Korozluky: clave para entender el Neolítico
A diferencia de las minas modernas, la mina de Korozluky consistía en pozos y zanjas poco profundas de donde se extraía sílex, material vital para la fabricación de herramientas y armas en la época. El hallazgo indica que su explotación requería no solo fuerza física, sino habilidades técnicas especializadas.
Entre las tareas que realizaban las mujeres, según las reconstrucciones, estaban:
El uso de astas de ciervo como herramientas para aflojar los nódulos de sílex.
Transporte de canastas con fragmentos extraídos.
Mantenimiento y afilado de herramientas de piedra.
Las diferencias anatómicas sutiles entre ambas sugieren incluso cierta especialización: una enfocada en la extracción y otra en la logística o el procesamiento.
Un golpe a los estereotipos de género prehistóricos
Este descubrimiento desmonta la idea de que las minas prehistóricas eran exclusivamente operadas por hombres. El análisis óseo reveló que las hermanas presentaban desarrollo muscular y marcas de esfuerzo similares a las encontradas en esqueletos masculinos dedicados al trabajo físico.
Además, junto a sus restos se hallaron herramientas de sílex, lo que refuerza la hipótesis de que participaron directamente en la actividad minera. Estas evidencias cuestionan la idea de una división de género rígida en el Neolítico y abren la puerta a reevaluar otras actividades económicas de la época.
Ciencia, arte y memoria
Las reconstrucciones no son meras ilustraciones: son productos de un proceso científico riguroso que incluyó:
Tomografías computarizadas para modelar cráneos y estructuras óseas.
Datos anatómicos sobre grosor de piel, músculos y colores probables de cabello y ojos.
Estudios arqueológicos sobre herramientas, entorno y vestimenta para garantizar exactitud contextual.
El resultado: retratos vívidos de mujeres prehistóricas trabajando en condiciones duras, con expresiones que humanizan su esfuerzo y su rol histórico.
Implicaciones más allá del hallazgo
La investigación no solo modifica la narrativa sobre la participación femenina en el Neolítico, sino que también marca una transición crítica en la historia humana: de sociedades más igualitarias a estructuras jerárquicas donde algunos eran obligados a trabajar, no por su fuerza, sino por su vulnerabilidad social.
Asimismo, la mina de Korozluky se posiciona como un punto de interés creciente para el turismo arqueológico, investigadores y el público general, al tiempo que alimenta debates académicos sobre género, trabajo y organización económica en la prehistoria.