Manuel García Arévalo: "La cultura taína llegó a un nivel socialmente muy evolucionado"
Un recorrido con García Arévalo por el Centro Casa del Cordón, es además de un lujo, una lección de amor a la historia
La vida y la muerte, las poblaciones arcaicas de la isla, el arte cerámico, la comunicación con el más allá, la fuerza de las mujeres taínas... Un recorrido con Manuel García Arévalo por el Centro Taíno Casa del Cordón es, además de un lujo, una lección de amor a la Historia. Con la alianza entre la Fundación García Arévalo y el Banco Popular queda a disposición del público una exquisita colección privada, resultado de años de perseguir piezas y del empeño en revalorizar una cultura.
—¿Cómo surge esta alianza?
Desde mi juventud he tenido verdadera afición por los estudios arqueológicos, que de hecho, han sido mi verdadera vocación. Como parte de ese trayecto, he reunido una colección muy representativa de los grupos aborígenes que poblaron la Isla Española. Y en conversaciones con ejecutivos del Banco Popular, surgió la idea. Ellos tenían el interés de darle un destino a la Casa del Cordón, hacer algo realmente atractivo desde el punto de vista turístico y educativo dentro de la Ciudad Colonial.
—¿Dónde encontró usted su primera pieza y cuándo?
De niño me dedicaba a buscar las que llaman "caritas de indio" en las inmediaciones de Boca Chica. Y hubo un gran yacimiento indígena; de hecho, el estilo cerámico de los indios taínos se llama estilo chicoide por ese yacimiento de Boca Chica. Iba mucho a las cuevas que quedan cerca, a Los Paredones. Después me fui involucrando con los grupos de investigación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
—Investiga actualmente un yacimiento de Samaná...
Los taínos fueron la última evolución de un largo proceso de mestizaje que comenzó 5,500 años atrás. Y precisamente en la península de Samaná se ha localizado el yacimiento más antiguo de la República Dominicana, porque en Haití hay algunos que llegan a 6,000 años de antigüedad. Pero hay varias rutas de migración. La más antigua, se cree, vino de Belice, del norte de Centroamérica en la última glaciación. Posiblemente llegaron a Cuba y de ahí pasaron a La Española.
1,500, 2,000 años después, hay otras rutas migratorias también de culturas muy arcaicas, que vienen desde Sudamérica por Trinidad, y van poblando las Antillas Menores hasta llegar a Puerto Rico y la isla Española. Esa es el área del inicio del poblamiento. Luego vienen las migraciones arahuacas, ya con una agricultura intensiva y con una cerámica de gran calidad.
—¿Unos grupos van sustituyendo a otros?
Hay una hibridación, porque una cultura no suplanta a la otra, sino que hay toda una interacción cultural hasta que finalmente se gestó la cultura taína, cerca del siglo XII de la era cristiana. Duró unos 300, 400 años antes de la llegada de los españoles.
—Cuando llegan los españoles... ¿ya solo permanecían los taínos?
Los taínos tenían ya prácticamente el dominio de la isla. Había otras etnias aborígenas, como los ciguayos en Samaná y los macoríes en la parte norte. Los ciguayos habían sido una etnia caribe que se alojó en Samaná. De los macoríes, Fray Ramón Pané dice que tenían una lengua diferente a la taína, posiblemente fueran remanentes de grupos arahuacos anteriores. En el extremo occidental de la Isla Española y en Cuba, todavía quedaban vestigios de los sitios arcaicos que habitaban en cavernas. Por eso a los españoles les llamó mucho la atención que eran, vamos a decir... gentes cavernícolas. Los taínos eran ciboney, que viene de ciba, piedra y ney, hombre: hombres de la caverna.
—¿De esas poblaciones hay piezas en exhibición?
Sí, cómo no. Precisamente la exhibición comienza con un muestrario de las culturas arcaicas que fueron muy abundantes en toda la isla y que vivían fundamentalmente en torno a los manglares. El manglar es un gran nicho alimenticio, tiene especies animales muy variadas: cangrejos, moluscos, caracoles, peces, aves... y en torno a los manglares se fueron desarrollando unos grupos con una industria lítica muy apropiada para doblegar o aprovechar las fuentes alimenticias que obtenían en su medio.
—Herramientas de piedra...
Exacto. Porque una muela de cangrejo o un caracol de lambí no se puede partir con las manos, hay que partirlo con un instrumento lítico de cierta contundencia. Además de las lajas de sílice que tenían filos cortantes utilizadas por los primeros pobladores, después vino lo que en la prehistoria europea se considera paleolítico y el mesolítico. Aquí tenemos el protoarcaico y el arcaico, con una industria lítica que se va adaptando a las nuevas necesidades ecológicas y sobre todo para el aprovechamiento de los alimentos. Muchas de estas piezas pasan después a las culturas agrícolas. Cuando llegan los arahuacos traen ya una agricultura intensiva que permite controlar las fuentes alimenticias, hay excedentes y suficiente alimento para desarrollar aldeas permanentes, niveles de clases sociales. Eso culmina al final con el desarrollo de la cultura taína que ya llegó a un nivel socialmente muy evolucionado.
—¿Es la cerámica el gran legado taíno?
La cerámica tiene una ventaja, por su plasticidad se usa mucho como un elemento diagnóstico para establecer los modos culturales. Pero aparte de eso los taínos también utilizaron preferentemente la madera, que fue la gran materia prima de las culturas aborígenes del Caribe y de la selva tropical en el sentido general, y después la cestería. Pero claro, al ser materiales degradables, el algodón, la cestería y la madera no han podido llegar a nuestra época en toda la dimensión que uno hubiese querido.
—¿La cultura taína se conoce bien?
Yo creo que en los últimos años se ha divulgado mucho, incluso en exposiciones internacionales. Sin embargo la cultura taína tiene todavía mucho que dar, tanto desde el punto de vista cultural como artístico. La artesanía dominicana tiene un verdadero motivo de inspiración en los objetos taínos. Tenemos manifestaciones artísticas originales, de las que se pudiera desarrollar un arte vanguardista, como sucedió en el caso de Picasso, Matisse y Braque con los íconos y máscaras africanas o los objetos de Oceanía. En artesanía, la cultura taína tiene una variedad de diseños impresionante para hacer toda una gama de artículos decorativos o de uso personal.
—¿Qué significan las imágenes de lechuzas y murciélagos?
Muchos de los animales de hábitos nocturnos, como el murciélago y la lechuza, aludían al mundo de los desaparecidos. La lechuza era el mensajero del coaybay, del panteón de los muertos. En la tradición dominicana, cuando alguien ve una lechuza, cree que se va a morir alguien en la familia. Y lamentablemente, matan a la lechuza creyendo que de esa manera la persona no se muere, lo cual es una lástima porque es un ave maravillosa. Y lo mismo pasa con los murciélagos, que siempre se asocian al culto de los muertos, a las tinieblas, ¿no?
—¿Cuál es la pieza que más le gusta?
Hay piezas extraordinarias. Por ejemplo, tenemos una vasija de cerámica que son dos mamas con un terminal, un vertedero fálico, que evidentemente alude a un ritual de la fecundidad. Es una pieza de San Juan de la Maguana, desde el punto de vista simbólico, extraordinaria. Y las pipas para el ritual de la cohoba son extraordinarias. Hay una en hueso, una figura distorsionada, que ha salido en varios libros de arte primitivo. Es espectacular. Ahora mismo hubo una exposición en Chile sobre el chamanismo, y las dos piezas que se están exhibiendo aquí salen en el catálogo.
Y además hay un cemí de madera verdaderamente extraordinario, de madera proveniente de Jaragua, Barahona. Tiene un hueco en la parte superior de la cabeza donde se colocaba el cráneo, huesos de algún antepasado y sobre eso se hacía la ceremonia de la cohoba.
—¿Los taínos llegaron a trabajar el ámbar?
Sí, hemos encontrado algunas piezas de ámbar. Y Colón refiere que en alguno de los intercambios que tiene con la gente de Guacanagarix, le trajeron algunas piezas. Pero sobre todo, trabajaron la concha del lambí, que da una materia prima muy parecida al marfil. El arte taíno no fue un arte monumental, como el caso de las grandes culturas americanas. Fue un arte en tono menor. Pero a pesar de la pequeñez, tiene una expresión, tiene una fuerza sugeridora impresionante.
—No se habla mucho de las mujeres taínas.
No, pero las taínas fueron muy importantes. La sociedad taína es una sociedad matrilinial. Generalmente se ascendía al cacicazgo por la vía matrilinial. O sea, quien ascendía era el hijo de ella. Anacaona realmente tuvo una gran dignidad y una gran solemnidad. Y tenemos el caso de Catalina. Precisamente en la ciudad de Santo Domingo existe la desembocadura del Ozama porque Miguel Díaz de Aux cuando huye por un problema que tuvo en Isabela, se refugia aquí en la aldea de la cacique Catalina. Tiene dos hijos que son los primeros mestizos de América desde el punto de vista registrado por la historia. Y ella se hace cristiana.
María Iguemota, la hija de Anacaona, se casó con Hernando de Guevara, un español de la época. Y las mujeres tuvieron una labor muy destacada desde el punto de vista productivo y artesanal.
- —¿Podremos ver algun día aquí el cemí de algodón?Yo creo que sí, las autoridades diplomáticas encabezadas por el embajador Tony Raful y la misma ex ministra de Cultura, doña Milagros Germán, han hecho toda una gestión de intercambio con las autoridades italianas para que nos presten el cemí por una temporada...
- —¿Cuál es su valor?Es una pieza extraordinaria de algo tan sensible como el algodón. La costura que tiene denota el gran desarrollo en cuanto a los hilados taínos. Y a los que los cronistas se refieren con mucha admiración, sobre todo a las hamacas y a las enaguas que usaban las mujeres casadas. Hubo una industria textil muy avanzada en base al algodón y también utilizaban el henequén y la cabuya.
- —¿Qué significa?Es una figura antropomorfa, un ídolo funerario. Tiene dos ojos: uno es una concha y otro una madreperla. Los taínos creían que el espíritu de los muertos volvía y convivía con los vivos. Me da la impresión que esta urna funeraria, que es un cráneo envuelto en un algodón, tiene un aspecto espectral porque alude a la muerte. Pero el hecho de que tenga dos ojos. Los taínos creían que los muertos salían de noche y que no tenían ombligo.
- —Como las vampiras de Luis Díaz...Luis Díaz saca esa canción precisamente de las mitologías taínas recogidas por Fray Ramón Pané. El hecho de que no tengan ombligo tiene que ver con que el ombligo es la huella de tu vida prenatal. Cuando tú vuelves a la vida por una vía que no fuera natural, sino la sobrenatural, tú no necesitas... ombligo. No necesitas ombligo para volver a ser persona.
Es posible que esa ausencia del ombligo implique que se trata de un difunto, de un desaparecido, de un antepasado venerable. El cemí de algodón tiene las ligas que usaban los taínos en los brazos y en las piernas. ¡Es una pieza maravillosa!
Para el Banco Popular, explica José Mármol, elegir la ubicación para crear un centro cultural en la capital dominicana no fue difícil: "Que esté en la Ciudad Colonial y que esté en la Casa del Cordón tiene la virtud de que reproduce el reencuentro de las dos culturas, que fue una frase clave para hacer de éste un proyecto en el marco de la conmemoración de los 60 años del Banco."La Casa del Cordón, en la Calle Isabel la Católica, fue la vivienda familiar más relevante de la ciudad de Santo Domingo después de la casa de Diego Colón. Un palacio gótico isabelino, con un portal considerado una joya de la arquitectura hispanoamericana. Y que en la considerada primera casa familiar de piedra del Nuevo Mundo, señala el VPO de Comunicaciónes Corporativas y Reputación del Popular, "se alojasen vestigios de la cultura originaria era algo que realmente tiene mucha fuerza simbólica."
- —¿Centro o Museo? ¿Es una diferencia semántica o conceptual?Es conceptual, va más allá de lo meramente semántico. El concepto de museo remite a un lugar donde se conservan y se exhiben valores culturales. Pero si fuiste una vez, ¿qué te va a atraer para que vuelvas? Cuando pensamos en un centro, ya es un concepto diferente. Puede contar con salas museísticas pero también tiene espacios para celebrar conversatorios, actos culturales importantes, exposiciones temporales. Ahora aloja una exposición de grandes maestros de la plástica dominicana de la Pinacoteca del Banco Popular.
- —¿Cuál es la obligación de un banco con la cultura o la sociedad? ¿Lo intangible se convierte en tangible?Sí, es así. A la postre resulta eso: aunque la reputación es un intangible, se traduce en valor económico porque fortalece la marca.Y la marca tiene un valor. Pero el Banco Popular lo ha hecho sobre todo porque desde su nacimiento ha sentido el compromiso con el desarrollo no sólo económico sino también social, cultural de la nación dominicana. Desde los años setenta, don Alejandro Grullón se convierte en un mecenas de las artes visuales nacionales. Por eso contamos hoy día con una pinacoteca de más de mil obras.
- —¿Qué han procurado con la museorafía?Acanzar la máxima calidad. Es inclusiva en un inmueble colonial: instalamos un ascensor, para que las personas con discapacidad motora puedan acceder a la exhibición permanente. Y una estación tifológica, con escritura Braille para que los no-videntes puedan tocar las piezas y leer entonces lo que allí está. Nuestro objetivo era lograr un centro inlcusivo, para todos. La calidad de las instalaciones es sorprendente.A futuro, José Mármol sueña con un circuito de Museos en la Ciudad Colonial que recoran la historia de la isla y de sus culturas. Iniciando, claro... en la taína.