¿Qué tan confiables son los inventarios de gases de efecto invernadero?
Los inventarios del conjunto de países sólo documentan el 70% del exceso de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera
Hay algo que no cuadra. Si se toma la totalidad de lo que todos los países declaran emitir y lo comparamos con lo que realmente se mide en la atmósfera, algo falta.
Los inventarios del conjunto de países sólo documentan el 70% del exceso de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera. El 30% restante parece ser de origen desconocido.
La primera explicación tiene que ver con el método escogido para identificar las emisiones. Las Naciones Unidas piden a los países que entreguen un informe periódico y detallado de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Deben calcularlas sector por sector y luego comunicar esos registros. Sin embargo, las normas a seguir varían de un país a otro y algunos grandes emisores, como China, tienen menos restricciones que otras naciones.
Es una cuestión de compromisos diplomáticos. Los países desarrollados tienen según el Acuerdo de París más obligaciones que los demás.
Los otros países tienen que cumplir especificaciones más flexibles y sus inventarios de emisiones en raras ocasiones son verificados por fuentes independientes.
Informar usando datos de 2007
Algunas estimaciones pueden ser inverosímiles o incluso engañosas. Hay países que ya ni siquiera se preocupan por comunicar sus cifras. Catar por ejemplo es el primer emisor por habitante. La última vez que publicó su inventario fue en 2011 y en ese informe usó datos de 2007. Se estima que desde ese entonces sus emisiones se han duplicado.
En China, principal emisor mundial de gases de efecto invernadero, un estudio independiente demostró que las emisiones vinculadas a los combustibles fósiles había una diferencia del 23% entre las cifras del inventario comunicado y la realidad.
Sin embargo, los expertos destacan que ha habido esfuerzos reales en China para mejorar la precisión de sus declaraciones.
El fenómeno también afecta a los países categorizados como desarrollados como Canadá. Otro estudio independiente demostró que las emisiones relacionadas con la extracción de arenas bituminosas en la provincia de Alberta estaban subestimadas en un 64%.
Hay sectores enteros que sencillamente no se reportan porque no hay consenso sobre cómo mencionarlos en los inventarios. Es el caso de la aviación internacional o del sector militar. La huella de carbono del ejército estadounidense equivale a la de un país como Portugal.
Datos más precisos, pero excluídos
Cada vez más se está midiendo con dispositivos independientes si los inventarios concuerdan con la realidad. Los satélites han mejorado mucho su precisión y ahora pueden determinar el alcance y el origen de las emisiones.
Pero, aunque cuenten con estos datos, pocos estados los incluyen en sus censos. Mientras continúen estas malas prácticas, la brecha entre las declaraciones y lo que realmente se mide en la atmósfera seguirá creciendo, sin saber quién responsable de qué.