Límites de la crianza respetuosa: mitos y verdades
Este estilo se centra en la validación emocional, en lugar de recurrir en métodos de control autoritarios, sin embargo se confunde con "permisividad excesiva"
Se ha puesto muy de moda el término "crianza respetuosa o positiva", el cual hace referencia a la educación de los hijos basado en el respeto mutuo, la empatía y el reconocimiento de los derechos y necesidades de los niños como individuos.
Este estilo se centra en construir una relación basada en el diálogo, la comprensión y la validación emocional, en lugar de recurrir a castigos o métodos de control autoritarios.
Sin embargo, se ha llevado a un límite extremo, a tal punto que se confunde "la permisividad con el respeto", afirma la embajada de World Vision en República Dominicana, Eileen Glass.
Ella también explica que en la crianza respetuosa, los límites no son peticiones ni imposiciones violentas, sino barreras asertivas que los adultos establecen con claridad para guiar al niño en sus acciones.
Estos términos son específicos, coherentes y adaptados a la edad y necesidades del niño, basándose en la empatía y en el diálogo familiar.
Glass subraya que estos límites se aplican mediante rutinas, normas de seguridad y convivencia, reforzándolos con consecuencias lógicas y naturales, en lugar de castigos, y siempre modelando el comportamiento deseado.
"Lejos de buscar el control, el propósito de los límites es promover la autonomía, la responsabilidad y el desarrollo emocional y social del niño", señala la coach.
De esta manera el niño puede aprender de forma efectiva y en un ambiente seguro.
Errores más comunes en la aplicación de la crianza respetuosa
- Confundir respeto con permisividad: Evitar establecer límites por temor a ser "irrespetuoso". Solución: Entender que los límites claros y firmes son parte integral de la crianza respetuosa.
- Inconsistencia en la aplicación de límites: Cambiar frecuentemente las reglas o aplicarlas de manera irregular. Solución: Mantener coherencia en las expectativas y consecuencias.
- Usar lenguaje punitivo o culpabilizador: Recurrir a frases como "eres malo" o amenazas. Solución: Enfocarse en el comportamiento, no en la persona, y usar lenguaje descriptivo.
- Ignorar las propias emociones: No manejar el estrés o la frustración personal. Solución: Practicar el autocuidado y la autorregulación emocional.
- Esperar perfección inmediata: Frustrarse cuando los niños no responden inmediatamente al nuevo enfoque. Solución: Entender que el cambio lleva tiempo y ser paciente con el proceso.
- Olvidar la edad y etapa de desarrollo: Tener expectativas poco realistas para la edad del niño. Solución: Informarse sobre el desarrollo infantil y ajustar las expectativas.
- No modelar el comportamiento deseado: Error: Exigir conductas que los adultos no practican. Solución: Ser consciente del propio comportamiento y modelar lo que se espera.
- Sobre-explicar o razonar excesivamente: Dar largas explicaciones, especialmente en momentos de crisis. Solución: Mantener las explicaciones breves y apropiadas para la edad.
- Negociar todo: Permitir que todo sea negociable, incluso temas de seguridad o salud. Solución: Establecer límites no negociables en áreas críticas.
- Ignorar las necesidades emocionales:Centrarse solo en el comportamiento visible. Solución: Abordar las emociones y necesidades subyacentes del niño.
- No ofrecer opciones: Imponer decisiones sin involucrar al niño. Solución: Ofrecer opciones apropiadas dentro de los límites establecidos.
- Comparar a los niños: Usar a hermanos o compañeros como ejemplos de "buen comportamiento". Solución: Reconocer la individualidad de cada niño y evitar comparaciones.
Técnicas o estrategias para establecer límites sin recurrir a castigos o recompensas tradicionales
- Tiempo de conexión: En lugar de "tiempo fuera", ofrecer tiempo de conexión para ayudar al niño a regular sus emociones y reflexionar sobre su comportamiento.
- Redirección: Guiar la atención del niño hacia actividades o comportamientos más apropiados cuando muestra conductas desafiantes.
- Modelado: Demostrar con el propio comportamiento los valores y conductas que se esperan del niño.
- Rutinas y estructura: Establecer rutinas claras que proporcionen previsibilidad y seguridad al niño.
- Opciones limitadas: Ofrecer opciones dentro de los límites establecidos para fomentar la sensación de control y autonomía del niño.
- Validación emocional: Reconocer y nombrar las emociones del niño, ayudándole a procesarlas de manera saludable.
- Comunicación clara y asertiva: Explicar las expectativas y razones detrás de los límites de manera apropiada para la edad del niño, usando un tono firme pero respetuoso.
- Consecuencias naturales y lógicas: Permitir que el niño experimente las consecuencias naturales de sus acciones cuando es seguro hacerlo, o establecer consecuencias lógicamente relacionadas con el comportamiento.
- Resolución colaborativa de problemas: Involucrar al niño en la búsqueda de soluciones a los desafíos de comportamiento, fomentando su autonomía y habilidades de resolución de problemas.
- Refuerzo positivo descriptivo: En lugar de recompensas materiales, ofrecer reconocimiento específico por los esfuerzos y logros del niño.
- Tiempo de preparación: Anticipar transiciones o situaciones difíciles, dando al niño tiempo para ajustarse.
- Enfoque en las necesidades: Identificar y abordar las necesidades subyacentes que pueden estar causando el comportamiento desafiante.
- Negociación respetuosa: Estar abierto a negociar ciertos aspectos de los límites cuando sea apropiado, enseñando habilidades de compromiso.
¿Cómo pueden los padres manejar situaciones de desobediencia o rebeldía?
Para manejar la desobediencia y rebeldía en los niños, la crianza respetuosa se centra en establecer límites claros y consistentes que validan sus sentimientos, promoviendo la resiliencia en lugar de crear "niños de cristal".
Este enfoque ayuda a los niños a desarrollar autorregulación emocional, fomentando habilidades como la autoestima, la independencia y el respeto hacia los demás.
De acuerdo a la experta en crianza positiva, estudios respaldan que los niños criados con este método presentan mejor ajuste emocional y social, siendo menos propensos a la rebeldía en la adolescencia, ya que la crianza respetuosa fortalece el vínculo entre padres e hijos, generando confianza y conexión.
¿Por qué no es correcto es castigo físico?
La especialista en educación emocional destaca que el castigo físico, en cambio, solo infunde miedo, no enseña ni corrige.
Una revisión de 69 estudios publicada en The Lancet en 2021 vinculó el castigo físico con problemas de conducta, agresividad y ansiedad en niños.
Investigaciones de la Universidad de Texas y Michigan también destacan que esto afecta el desarrollo cognitivo y emocional de los menores, mientras que estudios del Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU. hallaron que quienes experimentaron castigos físicos en la infancia son más propensos a trastornos mentales y relaciones conflictivas en la adultez.
La evidencia científica es clara en que la crianza respetuosa, que establece límites sin violencia, contribuye al desarrollo saludable en todas las etapas de la vida.
¿Cómo puede la crianza respetuosa abordar la frustración o el agotamiento de los padres?
Este estilo de crianza enseña a los padres técnicas de regulación emocional, como la respiración profunda y la atención plena, lo cual les ayuda a manejar mejor su propio estrés y a evitar respuestas impulsivas cuando se sienten abrumados.
- Además, el énfasis en el establecimiento de límites claros y coherentes brinda a los padres una estructura que les permite sentirse más en control de la situación, evitando así el agotamiento.
La crianza respetuosa también alienta a los padres a practicar el autocuidado y a solicitar ayuda cuando lo necesitan, ya sea de familiares, amigos o profesionales, lo que les permite recargar energías y estar más presentes y pacientes con sus hijos.
Cuando surgen desafíos, este enfoque promueve la resolución colaborativa de problemas, lo que reduce la sensación de estar lidiando solos con las dificultades.
Asimismo, la comunicación empática y la flexibilidad para adaptarse a las cambiantes necesidades de los niños ayudan a los padres a sentirse más comprendidos y capaces de responder de manera ágil.
Finalmente, la crianza respetuosa fomenta el aprendizaje continuo y la búsqueda de recursos y apoyo de expertos, lo que contribuye a que los padres se sientan más seguros y competentes en su rol.
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