Después de la tragedia: cómo sanar colectivamente el dolor emocional
La psicóloga Angie Santana Fernández explica cuál es el impacto psicológico de eventos como el ocurrido en la discoteca Jet Set, y cómo manejar el duelo, la ansiedad y el miedo que quedan después

Cuando una tragedia golpea, no lo hace en silencio. El eco del dolor resuena en calles, hogares, escuelas y oficinas. No importa si estuviste allí o lo viste desde lejos: hay heridas invisibles que nos rozan a todos.
La reciente tragedia en la discoteca Jet Set no solo dejó pérdidas físicas, sino también un luto emocional que todavía se siente en el aire.
Frente a eventos como este, las emociones se desbordan: miedo, ansiedad, impotencia. ¿Cómo seguimos después de algo así? ¿Cómo protegemos a nuestros hijos, sanamos nuestras propias heridas o apoyamos a quienes más lo necesitan?
Para responder estas preguntas, conversamos con Angie Santana Fernández, psicóloga clínica y directora del Centro de Apoyo y Asistencia Psicológica CASP RD, cuya voz, serena y clara, nos guía por las emociones colectivas que deja un suceso como este, y nos recuerda que sanar, aunque tome tiempo, siempre es posible.
Recomendaciones para transitar el duelo de forma sana tras una tragedia como la de Jet Set
Una herida emocional compartida
"Una tragedia colectiva es un dolor que nos toca a todos", asegura Santana. Aunque los afectados directos son las víctimas, sobrevivientes y familiares, el impacto emocional alcanza a toda la comunidad. Emociones como miedo, ansiedad y angustia se hacen presentes, junto con el temor persistente de que algo similar vuelva a ocurrir.
Los efectos emocionales más comunes
Quienes estuvieron presentes o participaron en labores de rescate suelen revivir imágenes, sonidos y sensaciones del evento una y otra vez. "Nuestra mente tiende a repetir lo vivido, especialmente cuando ha sido traumático", sigue explicando. Y es que este tipo de recuerdos pueden permanecer activos por meses, incluso años.
¿Cómo iniciar el proceso de sanación?
Santana enfatiza que es fundamental conocer las etapas del duelo y entender que lo que se siente es parte de un proceso normal. "Hablar del evento ayuda. Mientras más lo contamos, más lo procesamos emocional y mentalmente".
También recomienda participar en grupos de apoyo guiados por profesionales, especialmente para quienes estuvieron en labores de rescate.
Acompañar a los adolescentes desde la honestidad
Después de una tragedia, muchos padres sienten miedo de dejar salir a sus hijos. "Es válido que como padres reconozcamos ese temor y lo compartamos con nuestros hijos", dice Santana.
La experta recomienda explicar con claridad lo ocurrido, según la edad de los adolescentes, y pedir comprensión ante las nuevas precauciones. Recuerda que la sinceridad fortalece la comunicación y ayuda a los hijos a entender las decisiones de sus padres.
Cómo hablar con los niños sobre la pérdida
Cuando se trata de niños que han perdido familiares o amigos, es clave usar un lenguaje claro y adaptado a su edad.
"Evitemos frases como ´Dios se lo llevó´ o ´están en un lugar mejor´, porque pueden causar confusión o miedo", advierte. Es mejor explicar que ocurrió un accidente y, cuando haya información confirmada, ofrecer más detalles.
La neutralidad ayuda a evitar interpretaciones erróneas según la etapa de desarrollo del niño.
¿Y si despierta traumas pasados?
Este tipo de eventos puede reactivar traumas o trastornos emocionales en personas previamente diagnosticadas. "Si notas que alguien con antecedentes de depresión o ansiedad presenta recaídas, es necesario acudir de inmediato a su especialista para ajustar el tratamiento", señala Santana.
El valor de los rituales colectivos
Homenajes, velorios y vigilias cumplen un papel fundamental en el proceso de sanación comunitaria. "El dolor compartido es más llevadero. Estos espacios ofrecen consuelo y sentido de pertenencia a quienes están atravesando el mismo sufrimiento", dice Santana.
Tomarse el tiempo para sanar
Muchas personas sienten miedo de volver a socializar o incluso regresar al trabajo. Santana recuerda que esto es completamente normal. "No hay prisa. Cada quien necesita su tiempo. Forzar la normalidad puede ser contraproducente. El proceso debe ser gradual, respetando lo que nuestro cuerpo y mente nos piden".
- En momentos como estos, reconocer el dolor y darnos permiso para sentir es esencial. Sanar no es olvidar: es aprender a vivir con lo que pasó, con compasión hacia nosotros mismos y los demás.