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Cómo saber si estás tomando una buena cerveza (sin parecer experto)

Desde el aroma hasta la espuma: estos cinco aspectos revelan si una "fría" es buena

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Cómo saber si estás tomando una buena cerveza (sin parecer experto)
Hoy, Día Internacional de la Cerveza, no necesitas ser un experto para disfrutar de una "fría" de calidad si atiendes a varios aspectos. (SHUTTERSTOCK)

Ir a una cervecería ya no es simplemente pedir "una clara" o "una oscura". Hoy en día, hay todo un universo detrás de cada pinta que te sirven.

Y aunque no necesitas ser un sommelier cervecero para disfrutar una buena "fría", sí hay ciertos detalles que puedes tener en cuenta para saber si lo que tienes en la mano es una cerveza de calidad.

Aquí te dejamos cinco claves para que puedas identificar una buena cerveza como todo un catador casual.

1. El aroma: la primera pista

Antes de dar el primer sorbo, acércate el vaso a la nariz. Sí, como si fueras a catar vino. El olor de una cerveza dice muchísimo. De hecho, es una de las primeras señales de su calidad.

Las buenas cervezas tienen un aroma agradable, ya sea a malta tostada, frutas, cítricos, flores o incluso pan recién horneado, dependiendo de su estilo. Si no huele a nada, o peor aún, si percibes algo rancio o desagradable, desconfía. Una buena cerveza siempre te saluda con un buen aroma.

2. Color: lo que ves también cuenta

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Aquí no hablamos de si es clara, ámbar u oscura, sino de que tenga un color consistente y propio de su estilo.

Una cerveza bien hecha luce viva: puede ser brillante y cristalina o turbia (si es del tipo que lo requiere), pero nunca debe verse opaca sin razón o cambiar de tonalidad al mover el vaso.

Si notas que el color se ve deslavado, sin vida, o que parece que algo flota donde no debería... probablemente no estás frente a una cerveza de buena calidad (ni bien cuidada).

El vaso sí importa

No es solo un tema de estética. Los expertos coinciden en que el tipo de vaso, copa o jarra en el que sirves tu cerveza tiene un impacto real en el sabor y la experiencia general al beberla. Incluso hay una diferencia notable entre beber directamente de la botella o lata, y hacerlo desde un vaso adecuado.

¿Por qué? Porque la forma, la altura y el diámetro del vaso influyen directamente en el comportamiento de la espuma, en la liberación de aromas y en cómo percibes los sabores. Además, el color o la transparencia del vidrio pueden interactuar con los compuestos naturales de la cerveza, afectando ligeramente su perfil sensorial. 

Un tip útil: si tienes una cerveza muy espumosa, sírvela en un vaso alto. Esto ayuda a controlar la espuma y permite que los distintos aromas y sabores suban poco a poco desde el fondo, enriqueciendo cada sorbo.

3. Sabor y regusto: la verdadera prueba

El sabor es el corazón de cualquier cerveza. Puede ser dulce, amarga, cítrica, afrutada o tener notas tostadas... lo importante es que tenga carácter. Una cerveza de calidad deja huella en la boca.

Si lo que pruebas apenas y tiene sabor, o se siente aguada, estás frente a una cerveza floja. También presta atención al regusto: algunas cervezas dejan una nota final persistente y sabrosa, otras se desvanecen rápido, pero ninguna debería escaldarte la lengua ni dejar una sensación extraña.

Y si te cuesta identificar sus ingredientes o matices, puede que el problema no sea tu paladar, sino la cerveza.

4. Espuma: más importante de lo que crees

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¿Sabías que la espuma dice mucho de tu cerveza? Una buena cerveza genera una capa de espuma ligera pero persistente. Al beberla, debería dejar una pequeña marca en el vaso (como un "anillo" de espuma).

Si esa espuma desaparece en segundos o nunca apareció, algo no está bien. Además, las burbujas también juegan: una buena cerveza debe tener un flujo constante de pequeñas burbujas subiendo desde el fondo del vaso. No son sólo decoración, son una señal de buena carbonatación y frescura.

5. Frescura: el factor que nadie ve, pero todos sienten

Aquí entra un punto clave que muchas veces pasamos por alto: la frescura. Las cervezas no mejoran con el tiempo (a menos que sean de guarda, que son la excepción), así que lo ideal es que estén recién hechas o que no hayan pasado meses dando vueltas por medio mundo.

Incluso una cerveza excelente puede saber "muerta" si ha perdido su frescura. Mientras más cerca esté de su lugar de origen (y de la fecha de producción), mejor será tu experiencia.

Atención a los detalles

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No necesitas sabértelas todas para disfrutar de una buena cerveza, pero sí puedes entrenar tus sentidos.

Oler, mirar, saborear, observar la espuma y pensar en su frescura son pasos sencillos que te pueden ayudar a distinguir entre una cerveza del montón y una que realmente valga la pena.

La próxima vez que te sirvan una, pon atención a estos detalles y verás que el gusto cervecero también se afina con la práctica. ¡Salud! 

Cómo guardarla

Según los expertos, la experiencia cervecera no arranca al servir el vaso, sino desde el momento en que decides cómo conservarla. Una cerveza bien almacenada mantiene su frescura, sabor y aroma por mucho más tiempo. 

¿Quieres disfrutarla siempre en su mejor punto? Aquí van dos claves básicas:

  1. Luz, el enemigo silencioso: Guarda tus cervezas en un lugar fresco, seco y oscuro de tu casa. La exposición a la luz -especialmente la solar o fluorescente- puede alterar su sabor y acelerar su deterioro. 

  2. Atención a la temperatura: Siempre que sea posible, consérvalas por debajo de la temperatura ambiente, especialmente durante el verano. El calor acelera el envejecimiento de la cerveza y puede hacer que pierda su carácter antes de tiempo.

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