Viajar sin visa desde RD: conoce las Islas Galápagos, la joya salvaje de Ecuador
Un santuario natural donde el tiempo se detiene, la biodiversidad sorprende y el viajero descubre la esencia más pura del planeta

A casi 1,000 kilómetros de la costa de Ecuador, emerge un archipiélago que parece sacado de otro planeta. Las Islas Galápagos, declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, son un mosaico de volcanes, playas surrealistas y criaturas que no existen en ningún otro rincón del mundo.
Charles Darwin las recorrió en la década de 1830 y, maravillado por sus especies únicas, sentó allí las bases de su Teoría de la Evolución. Hoy, casi dos siglos después, los viajeros tienen el privilegio de explorar este laboratorio viviente, siempre bajo estrictas reglas de conservación que hacen posible que la magia siga intacta.
Un paraíso vivo

El archipiélago está formado por 13 islas grandes, seis menores y más de 40 islotes. Solo cuatro están habitadas, lo que garantiza que la mayor parte del territorio se mantenga como un santuario natural.
Tortugas gigantes que pesan más de 200 kilos, iguanas marinas de color negro que parecen fósiles vivientes, piqueros de patas azules danzando sobre la arena y fragatas inflando sus gargantas rojas como globos: las Galápagos ofrecen un espectáculo indomable.
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También habitan los leones marinos de Galápagos y las focas peleteras de Galápagos, ambas especies únicas de las islas, muy importantes para el ecosistema y el turismo.
No es exagerado decir que aquí la fauna es la verdadera protagonista y los humanos, simples invitados.
Según el Parque Nacional Galápagos, más del 40 % de sus 4,000 especies son endémicas. Eso significa que no las verás en ningún otro lugar. De ahí que estas islas se encuentren entre los destinos más bellos y fascinantes del mundo.
¿Cuándo ir?

No hay mal momento para viajar, pero conviene conocer sus dos estaciones. La cálida y húmeda, de diciembre a mayo, ofrece mares más tranquilos y excelente visibilidad para bucear. La fría y seca, de junio a diciembre, trae corrientes más fuertes, pero también la oportunidad de ver especies distintas.
Los locales recomiendan especialmente los meses de junio, noviembre y diciembre, cuando las corrientes marinas cambian y la biodiversidad alcanza su punto álgido.
Islas que enamoran

Cada isla tiene personalidad propia. Fernandina es la más joven y volcánica, con playas donde descansan leones marinos y cormoranes no voladores.
Genovesa es el paraíso de las aves: piqueros de patas rojas, de Nazca y petreles anidan literalmente a medio metro del visitante.
Rábida sorprende con su playa de arena roja, casi marciana, donde los flamencos se concentran en lagunas saladas.
Isabela, la más grande, alberga seis volcanes y es el único lugar del mundo donde se pueden ver pingüinos al norte del ecuador.
Santa Cruz, en cambio, concentra la vida urbana y turística, con Puerto Ayora como punto de partida para excursiones.
Asimismo encontrarás la Estación Científica Charles Darwin, hogar del mítico Solitario George (la tortuga gigante nativa de la Isla Pinta, uno de los reptiles más famosos del mundo por haber sido el último sobreviviente de la especie Chelonoidis abingdoni, símbolo mundial de la conservación).
Especies que no olvidarás
Entre los protagonistas indiscutibles está la tortuga gigante, emblema del archipiélago y razón de su nombre ("galápago" significa tortuga).
También el pingüino de Galápagos, pequeño y rápido, que sorprende nadando junto a snorkelistas en Fernandina e Isabela.

Los flamencos, con su versión genética más pequeña que la continental, colorean de rosa las lagunas.
Y la iguana marina, famosa gracias a documentales como Planeta Tierra II, es quizás la imagen más icónica: decenas de ellas calentándose al sol sobre las rocas negras.
Cómo llegar y moverse

Desde Santo Domingo se puede volar, sin necesidad de visado, a Ecuador con aerolíneas como Arajet, Avianca o LATAM.
Una vez allí, los vuelos hacia las islas salen desde Quito o Guayaquil, con llegada a los aeropuertos de la isla de San Cristóbal o el de la isla de Baltra, al norte de la isla de Santa Cruz.
El acceso no es libre: se debe pagar la Tarjeta de Control de Tránsito (20 dólares) antes de embarcar y la entrada al Parque Nacional Galápagos (200 dólares para extranjeros o 100 dólares para ciudadanos andinos y Mercosur) al llegar.
Entre islas, los ferris son la opción más común (35 dólares, para dos horas de trayecto), aunque también existen avionetas que ahorran tiempo a cambio de más presupuesto.
Dónde dormir y qué probar
Las opciones de alojamiento van desde hostales familiares por 25 dólares la noche hasta hoteles boutique frente al mar que superan los 100 dólares.
Entre nuestras recomendaciones están: Galápagos Dreams en Santa Cruz, un hostal tradicional; el ecológico Hotel Katarma en San Cristóbal; y a través de Airbnb la casa Flip Flop en Isabela, perfecta para familias o grupos.
En cuanto a la gastronomía, lo mejor es comer local. No te pierdas el ceviche de canchalagua, el pescado brujo frito o al horno, y la langosta fresca.
El mercado de Isabela es otra opción para una cena económica en esta isla.
Islander, La Cevichería, ØY, The Point son lugares recomendados por los usuarios de TikTok para disfrutar de la comida local y las experiencias culinarias.
Y restaurantes como Isla Grill o el Finch Bay Restaurant, en Puerto Ayora ofrecen mariscos con vista al océano, mientras que opciones como Gracias Madre, todos en la isla Santa Cruz, apuestan por una cocina más ligera y creativa.
Qué puedes hacer

Más allá del esnórquel y el buceo, que son de otro nivel, vale la pena subir al volcán Alcedo o Sierra Negra en Isabela, explorar los túneles de lava en Los Túneles, bañarse en Tortuga Bay o zambullirse en Concha de Perla.
No dejes de visitar la Estación Científica Charles Darwin en Santa Cruz para aprender sobre la historia de las islas y, en particular, sobre la tortuga gigante.

La caminata hasta el Cerro Tijeretas y Playa Baquerizo, en la isla San Cristóbal, es una experiencia imperdible para quienes desean disfrutar de aguas turquesa cristalinas, un atardecer increíble y la sensación única de explorar a pie los rincones más encantadores de esta isla.
Y recuerda, en las Galápagos, cada día es una lección de humildad frente a la naturaleza.
Como dijo Darwin, "la vida en estas islas parece escrita en un idioma único". Y ese idioma, el del equilibrio entre hombre y planeta, sigue siendo su mayor tesoro.