Río de Janeiro: la "Cidade Maravilhosa" que lo tiene todo (y a la que puedes viajar sin visa)
Playas míticas, iconos arquitectónicos, caipirinhas frente al mar y una energía que vibra en cada rincón: descubre cómo vivir esta ciudad brasileña en 5 días

Río de Janeiro no necesita presentación. Su nombre evoca samba, playa y carnaval. Pero detrás de los clichés hay una ciudad vibrante, de paisajes que cortan la respiración y una energía que solo entiendes cuando caminas sus calles, te pierdes en sus barrios y sientes ese espíritu carioca que convierte lo cotidiano en algo extraordinario.
Segunda ciudad más grande de Brasil y la más visitada del país, Río fue capital durante casi dos siglos hasta que el título pasó a Brasilia en 1961.
Hoy sigue siendo la postal más icónica de Sudamérica: el Cristo Redentor con los brazos abiertos, el Pan de Azúcar recortando el horizonte, la curva perfecta de Copacabana.
Pero lo cierto es que la magia de Río está también en sus cafés centenarios, sus mercados, su música en vivo y, por supuesto, en su gente. Te contamos cómo descubrirla en cinco días.
Día 1. Sumérgete en la playa

En Río, la vida empieza en la arena. Copacabana e Ipanema son mucho más que playas: son espacios sociales, gimnasios al aire libre y pasarelas improvisadas.
En Copacabana, todo es bullicio: vendedores ambulantes, partidos de vóley, música, familias enteras disfrutando bajo el sol.
Ipanema, en cambio, es más elegante y relajada, con bares y restaurantes de moda y la postal del Morro Dois Irmãos al fondo.
No importa cuál elijas, la experiencia es la misma: caipirinhas heladas, agua de coco recién abierta y la sensación de que aquí el tiempo se estira.
Al atardecer, camina hasta la península de Arpoador. Ver cómo el sol se esconde tras las montañas, entre aplausos espontáneos, es uno de esos recuerdos que se quedan tatuados.
Día 2. El alma del centro
Para entender Río hay que explorar su centro histórico. Apúntate a un free walking tour que arranca en Reloj Histórico en Largo da Carioca.

En pocas cuadras descubrirás la Catedral Metropolitana (tan moderna como imponente), Praça XV, una de las plazas más importantes, su Biblioteca Nacional, la más grande de Latinoamérica, y la joya escondida: la Confeitaria Colombo, una pastelería fundada en 1894 que parece detenida en el tiempo, con techos de vitrales y espejos traídos de Bélgica.

El recorrido incluye, inevitablemente, las Escaleras Selarón, esa explosión de color creada por el artista chileno Jorge Selarón. Sus 215 escalones cubiertos de azulejos de todo el mundo son un homenaje a Brasil y, hoy, uno de los escenarios más fotografiados de la ciudad.
Día 3. Vistas de altura

Río es una ciudad que se admira desde arriba. El Pan de Azúcar es parada obligatoria: un teleférico te lleva primero al Morro da Urca y luego a la cima de este coloso de granito de 400 metros.
Desde allí, las vistas son de postal: bahías, playas, montañas y el Cristo Redentor al fondo. Si puedes, quédate hasta el atardecer y verás cómo las luces de la ciudad encienden la noche carioca.

Hablando del Cristo Redentor, reserva una mañana para subir al Corcovado. El tren que serpentea por el Bosque de Tijuca ya es una experiencia en sí, pero la recompensa está arriba: la estatua Art Déco más famosa del planeta, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, dominando la ciudad con los brazos abiertos.
Eso sí: prepárate para las multitudes.
Día 4. Oasis verdes en medio del caos

Río de Janeiro no es solo mar. Su verde es igual de espectacular. Empieza el día en el Parque Lage, al pie del Corcovado, con su mansión de estilo colonial convertida en centro cultural y el Plage Café perfecto para un brunch frente a la piscina central.
Entre jardines tropicales, cuevas y hasta un acuario, este rincón es puro romanticismo carioca.

A un kilómetro de allí te espera el Jardín Botánico, creado hace más de 200 años. Camina bajo palmeras imperiales, descubre gigantescos nenúfares amazónicos y escucha el canto de tucanes mientras recorres un espacio que mezcla selva atlántica con jardines diseñados al detalle. Un lugar ideal para desconectar del bullicio urbano.
Día 5. Brindis final

En el barrio de Leblón, despídete de la ciudad con una caipirinha en la Academia de Cachaça, un bar discreto que promete una variedad de frutas e innovación con caipiriñas distintas.
En la misma zona encuentras el Bar Bracarense, un espacio para sentirse local porque la mayoría de sus visitantes son brasileños. Allí tienen una amplia carta de caipiriñas, pero te recomendamos la clásica: la de lima.
Río de Janeiro no es solo la "Cidade Maravilhosa", es un estado de ánimo. Una mezcla perfecta de naturaleza, cultura, historia y fiesta que atrapa a quien la visita. Y lo mejor es que, una vez que la conoces, siempre te quedas con ganas de más.
Y es que Río es uno de esos destinos que se viven con todos los sentidos, y lo más probable es que al partir sientas ganas de volver.
Cuándo ir: primavera (septiembre-noviembre) y otoño (abril-junio) ofrecen el mejor clima. Si quieres vivir el Carnaval, reserva con mucha antelación: en 2026 será del 13 al 18 de febrero.
Cómo ir: no hay vuelos directos, debes hacer escala desde el Aeropuerto Internacional Las Américas (SDQ) hasta el Aeropuerto Internacional de Galeão (GIG) o Santos Dumont (SDU) en Río, con las aerolíneas Arajet, Avianca y Copa (si no tienes visa americana).
Cómo moverte: descarga la app Bike Itaú y descubre la ciudad sobre dos ruedas. Hay estaciones naranjas por todos lados.
Qué no perderte: probar el casquinha de siri (cangrejo gratinado), escuchar samba en vivo en Lapa y tomarte una selfie con el Cristo Redentor.