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Fundación Facci
Fundación Facci

Fundación Facci, una mano de esperanza tras un diagnóstico de cáncer infantil

La entidad sin fines de lucro da asistencia a más de 400 familias con todo lo que amerita el diagnóstico, desde medicamentos hasta ayuda social

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Fundación Facci, una mano de esperanza tras un diagnóstico de cáncer infantil
María Teresa Sangiovanni, encargada de recaudación y Alexandra Purcell, presidenta de Fundación Facci. (SAMIL MATEO)

A sus tres años, Clery tiene una curiosidad que ilumina. Es risueña, inquieta y atrevida, como cualquier niña que apenas empieza a descubrir el mundo. Pero hace unos meses, la vida le cambió: fue diagnosticada con Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA), uno de los tipos de cáncer más frecuentes en la infancia.

En el mismo salón de esta casa, está Wilmery, de 12 años, a quien un cáncer abdominal la obligó a pausar su rutina escolar, sus juegos y sueños adolescentes.

“Me sentí aterrada, pero confiaba en el Señor y encontré apoyo incondicional para este proceso con mi niña”, cuenta su madre, Sofi Díaz, entre emociones que oscilan entre la fe y la gratitud.

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Infografía
Clary apasionada por la batería. (SAMIL MATEO)

Ambas forman parte de los más de 400 pacientes que reciben Fundación Amigos Contra el Cáncer Infantil (FACCI), una organización sin fines de lucro que desde hace casi 23 años ofrece un acompañamiento integral a niños y adolescentes diagnosticados con cáncer, así como a sus familias.

Más que tratamientos, un hogar

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Casa Facci. (SAMIL MATEO)

En una visita de Diario Libre a Casa FACCI, se conocieron de cerca las historias de Clery, Wilmery y de otros pequeños, incluso bebés de menos de un año, que reciben no solo medicamentos, sino también apoyo psicológico, alimentación, transporte, alojamiento y actividades educativas y recreativas.

“Yo no he recibido ayuda de mi familia, pero aquí lo he encontrado todo”, confiesa Claribel Sánchez, madre de Clery, mientras recuerda cómo un problema para caminar fue el primer signo de la enfermedad. Tuvo que dejar su empleo para dedicarse completamente al cuidado de su hija, dependiendo ahora del ingreso de su pareja.

Facci les brinda un techo y un entorno donde la palabra “esperanza” no suena vacía. En la casa hay 28 habitaciones completamente equipadas para que las familias puedan quedarse cerca de los hospitales durante el tratamiento.

“A veces llegan sin pijamas, sin nada. Aquí se les da todo: ropa, toallas, comida y sobre todo, compañía”, explica María Teresa Sangiovanni, encargada de Recaudación de Facci.

Niños, adolescentes y vínculos que curan

El cáncer no golpea igual a todos. Para un niño pequeño, el dolor puede ser un misterio; para un adolescente, es una interrupción brutal de su independencia y sueños.

Por eso, Facci ha impulsado programas enfocados en crear espacios donde los pacientes jóvenes puedan compartir con otros que entienden lo que están viviendo: Gamer Room, espacio de estudio, estimulación musical, entre otros.

“Se están creando amistades muy bonitas entre ellos”, señala María Teresa Sangiovanni. “No es lo mismo que un adulto les diga ‘te entiendo’, que otro adolescente que está pasando por lo mismo los abrace con sus propias palabras”.

Facci también cuenta con computadoras donadas para ofrecer clases y mantener a los niños activos académicamente. “No es una escuela formal, pero queremos que mantengan el interés por aprender y soñar”, explican. Próximamente, planean abrir talleres técnicos para madres y adolescentes sobrevivientes, a fin de ayudarles a reintegrarse a la vida laboral y social.

Una intervención sin condiciones

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Infografía
Wilmeri y Sofi. (SAMIL MATEO)

La presidenta y directora ejecutiva de la fundación explica que trabajan principalmente con niños diagnosticados en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral y el Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Pérez de Tavares (INCART), aunque el apoyo está abierto a cualquier familia que enfrente un diagnóstico infantil.

“Cuando una familia recibe la noticia, nuestra trabajadora social ya está ahí. En dos horas el niño está en tratamiento y luego se inscribe aquí. No esperamos papeleos ni requisitos: el tiempo es vital”, enfatiza.

Actualmente, el equipo social de Facci está formado por un equipo reducido que atienden cientos de familias, por lo que la carga emocional y logística es enorme.

De ahí que la fundación insiste en la necesidad de mayor apoyo financiero y humano para fortalecer el área psicosocial, garantizar medicamentos especializados y mejorar el acceso a diagnósticos tempranos.

Un país donde aún faltan diagnósticos

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Infografía
La pequeña Clery. (SAMIL MATEO)

De acuerdo con el Plan Estratégico Nacional sobre el Cáncer Infantil (2023-2033), cada año alrededor de 400 niños y adolescentes dominicanos deberían ser diagnosticados con algún tipo de cáncer. Sin embargo, apenas unos 250 logran acceder a un diagnóstico a tiempo.

Unos 150 casos se pierden entre la falta de recursos, los diagnósticos tardíos o la ausencia de seguimiento médico.

A nivel global, el contraste es abrumador: mientras en países desarrollados más del 75% de los niños con cáncer se curan, en los países de ingresos medios o bajos la tasa puede descender al 20%.

En República Dominicana, las leucemias, los tumores del sistema nervioso central y el tumor de Wilms representan más del 30% de los casos pediátricos.

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Periodista dominicana con una maestría en Comunicación Corporativa. Titulada en estilismo y asesoría de imagen. Es una apasionada del contenido sobre la salud, la belleza, el buen vivir y la cultura.