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Redes Sociales

¿Se puede ser feliz sin tener amigos?

En un mundo que asocia la vida social con el bienestar, surge esta pregunta que la psicóloga Karem González analiza a fondo

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¿Se puede ser feliz sin tener amigos?
Aunque los seres humanos somos, por esencia, seres sociales, la forma en que vivimos esa sociabilidad varía de una persona a otra. (FREEPIK)

Para algunos, los amigos son el mayor tesoro; para otros, la verdadera satisfacción se encuentra en la soledad. En un mundo que percibe la vida social como sinónimo de bienestar, surge la pregunta: ¿es posible ser realmente feliz sin tener amigos?

La riqueza interior como fuente de bienestar

Cuando hablamos de felicidad, muchas veces pensamos en logros, vínculos o placeres externos. Sin embargo, la psicóloga Karem González, directora de @lotuscentrointegral, recuerda que existe una forma menos visible, pero igual de poderosa: la riqueza interior.

"La riqueza es una abundancia de bienes, ya sean materiales o inmateriales. Y en ese sentido, la riqueza interna nos refiere a la variedad de elementos internos a partir de los cuales una persona alcanza bienestar".

Esa abundancia interior se manifiesta en la capacidad de disfrutar del silencio y de los pensamientos propios. Y una de las expresiones más saludables de esa riqueza es, precisamente, la capacidad de crear y sostener vínculos sanos. Pero no todos los vínculos se construyen de la misma forma ni con la misma intensidad.

¿Sociables por naturaleza o por necesidad?

Aunque los seres humanos somos, por esencia, seres sociales, la forma en que vivimos esa sociabilidad varía de una persona a otra. La experta explica que nuestras necesidades sociales están influenciadas por nuestra naturaleza introvertida o extrovertida.

"Una persona introvertida no quiere decir que sea poco sociable, significa que su modo de recargar energías es en contacto con su mundo interior... contrario a una persona extrovertida, que recarga su batería vital a partir del contacto con el mundo exterior".

La respuesta a si es posible ser feliz sin amigos, según González, no es absoluta. "El concepto de felicidad es relativo, y para cada quien la visión de felicidad será distinta, para algunos la felicidad implica paz y silencio, para otros la felicidad es compartir y fiesta".

La clave está en reconocer de dónde obtenemos energía emocional y respetar ese modo personal de conectar con el entorno.

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La amistad como medicina emocional 

Pero la amistad, más allá del placer de compartir, cumple una función esencial para la salud mental. En situaciones difíciles, sentirse acompañado puede marcar una diferencia crucial.

 "Las relaciones de calidad, profundas e íntimas, son necesarias para todo ser humano. Especialmente en momentos de dolor", dice la psicóloga. "Poder permitirse ser vulnerable y acompañado es vital para el procesamiento del dolor y emociones intensas".

De hecho, investigaciones han mostrado que las personas que enfrentan experiencias trágicas dentro de un grupo de apoyo logran superarlas más rápidamente que quienes las enfrentan solos. Y no es casualidad.

"El efecto psicológico de ser vistos, escuchados, reconocidos y validados, aporta al sentido de optimismo, de identidad y de autoestima, ingredientes necesarios para el desarrollo de la resiliencia", asegura González.

Diferencia entre estar solo y sentirse solo

Existen personas que evitan los vínculos de amistad por elección o por un trasfondo emocional más profundo. La experta advierte que es importante diferenciar entre estar solo y sentirse solo.

"La primera es una elección, paz, libertad, descanso. Pero sentirse solo, por el contrario, nos habla de desolación, ausencias y quizá la incapacidad o la imposibilidad de conectar profunda y sostenidamente con el otro".

La decisión de no tener amigos puede estar relacionada con experiencias tempranas de relaciones poco seguras o dañinas.

"Nos puede indicar un historial de negligencias, abandonos o injusticias. La persona quizá dedujo que lo menos problemático era no relacionarse o no poder confiar, y esto indica trastornos a nivel vincular", detalla.

Es decir, para muchas personas evitar la amistad puede ser una defensa más que una preferencia.

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"El concepto de felicidad es relativo... Para algunos la felicidad implica paz y silencio, para otros felicidad es compartir y fiesta"Karem GonzálezPsicóloga clínica

Encontrar un equilibrio 

Para cada persona, el equilibrio entre estar bien solo y la necesidad de conectar con otros es diferente. "No existe una medida estandarizada en cuanto a necesidades individuales se refiere", asegura González.

La clave para identificarlo será primero entender qué cosas nos quitan vida y qué otras nos dan paz.

Algunas señales para saber si nos estamos aislando son: 

  • Apatía generalizada. Pareciera no tener emociones. 
  • Falta de disfrute en actividades cotidianas.
  • Sensación de estar en estado automático o robótico. 
  • Agotar muchas horas del día consumiendo redes sociales.
  • Resentimiento hacia personas con vida social más diversa.
  • Sentimiento de inadecuación en entornos sociales.

"A veces el aislamiento viene como respuesta a la incapacidad de sostener vínculos significativos y estar solos es la salida fácil. Sin embargo, aunque a corto plazo haya alivio, a largo plazo la persona termina desnutriéndose emocionalmente hablando por la falta de estímulo social", concluye la profesional

TEMAS -

Periodista de Revista. Le apasiona escribir sobre salud mental y relaciones de pareja. De no ser periodista, sería psicóloga con un blog.