Resolver las cosas como seres humanos
¿Por qué enseñamos a nuestros hijos a ser enemigos?
En cuanto al trato que nos debemos los seres humanos, ya no podemos hablar de civilización, de ninguna manera. Me sorprendió muchísimo cómo reaccionaron mis compañeras del programa "Desiguales" (Univisión) ante el hecho de que Trump y Obama estuvieran hablando, muy agradablemente, en la misa funeral del expresidente Jimmy Carter.
Se extrañaban de que sonreían y hablaban amablemente, como analizando cuestiones en medio de la misa. Se preguntaban qué hacían dos personas de dos partidos diferentes hablando de manera tan amigable.
Entonces, les pregunté: ¿por qué seguimos enseñando a nuestros niños que las personas que no piensan iguales, de partidos diferentes o de dos equipos de fútbol, deben llevarse mal?
Antes, veía que los que presidentes de EEUU se llevaban bien, e incluso se reunían para tratar de encontrar soluciones a los problemas. ¿Cuál era la gracia de no hacerlo? ¿Por qué si soy de Trump y usted de Biden, tenemos que ser enemigos? ¿Por qué no podemos hablar?
El diálogo es civismo, educación básica. Es decir a los niños: podemos pensar diferente o no estar de acuerdo en algo, pero tenemos que hablar y resolver las cosas como los seres humanos que somos.
Los hijos tienen que lograr sus propias metas
Me siento muy orgullosa de ver que estas dos personas están diciendo, a quienes piensan como animales, que se puede negociar.
Siempre pongo este ejemplo: odio con todas las fuerzas de mi corazón a Joaquín Balaguer, expresidente dominicano. Tengo serias razones. He tratado por años de dejar de hacerlo, y he mejorado, pero aún lo odio, tengo que reconocerlo. No me gusta la situación y debería poderlo perdonar, pero no puedo. Algún día explicaré mis razones.
Sin embargo, jamás dejé de ser una de las mejores amigas de Bello Andino, el mejor amigo de Balaguer, que en paz descanse. Fue su mano derecha, y el único en quien Balaguer confiaba.
Fui amiga de Bello Andino hasta el final. ¿Y usted sabe por qué nunca peleamos? Porque yo no le hablaba mal de Balaguer y él no lo mencionaba cuando estaba conmigo.
Eso se llama respeto al derecho ajeno, ser quien se quiera ser. Todo esto tenemos que enseñarlo a los niños. Basta ya de tanta guerra, rabia y violencia.
Cuando argumenté mi posición a mis amigas, respondieron: "bueno, es verdad, es un buen ejemplo para los niños". Entonces, pensemos en ellos. Ya bastante porquería le estamos dejando.