Una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional
La ética profesional es mucho más que un concepto bonito

Esta expresión es del Dr. Howard Gardner, psicólogo, neurocientífico y educador de la universidad de Harvard, que hace cuatro décadas postuló la teoría de las "Inteligencias múltiples" al entender que las personas aprendemos de distintas maneras.
Que es un error pensar que en las escuelas, colegios y universidades todos los alumnos deberían aprender de la misma manera. Y es que el estudiante que es malo para una asignatura o propósito, tiene las competencias y capacidades de ser excelente en otras asignaturas y alcanzar sus objetivos.
Ninguna persona es mejor ni peor que otra. Ni tampoco igual a otra. Ni nadie es más listo que otro. ¿Listo para qué? Llegando a la conclusión de que existen más de una inteligencia: la lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, inteligencia interpersonal y la intrapersonal.
El niño: su cerebro y la escritura
La ética de la inteligencia
Los educadores en escuelas, colegios y universidades deberían entender estas diferencias y posibilidades.
Entonces, Gardner comenzó a cuestionarse sobre la ética de la inteligencia y por qué personas consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la música, la ciencia, la medicina y en cualquier otra disciplina hacían cosas malas para los demás e incluso para ellos mismos.
¿Por qué hay "excelentes profesionales" que realmente no lo son?
Porque son malas personas. Y una mala persona no puede nunca llegar a ser un excelente profesional. Lo que hemos comprobado es, que los mejores profesionales son aquellos que se han comprometido con el bien común, su profesión y la ética.
No se puede ser excelente profesional y a la vez una persona divorciada de la ética, la responsabilidad y la honradez. Sin principios éticos se puede llegar a ser rico o técnicamente muy bueno, pero si no eres una buena persona, al final, los resultados serán malos.
La mala persona nunca podrá llegar a la excelencia profesional, aunque se lo crea y así se quiera dar a entender.
Es bueno saberlo porque muchos de nuestros estudiantes, en teoría y conceptualmente, aceptan la ética, pero no desde el inicio de sus estudios, porque creen que sin el fraude y "sin dar codazos" no van a triunfar.
"Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito". Señor, hazme honrado, pero no ahora. Y eso es doble moral. No es ético.
Referencia: Lluis Amiguet, La Vanguardia, 10 de abril, 2016.