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Berberina y microbiota intestinal, ¿tendencia sobrevalorada?

Microbiota y metabolismo, cómo la berberina revoluciona la salud intestinal

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Berberina y microbiota intestinal, ¿tendencia sobrevalorada?
La berberina, un compuesto vegetal presente en plantas como Berberis vulgaris, ha ganado relevancia por sus beneficios en el tratamiento de alteraciones metabólicas. (SHUTTERSTOCK)

La berberina, un alcaloide de origen vegetal presente en especies como Berberis vulgaris y Coptis chinensis, ha captado la atención del ámbito médico y nutricional por su potencial en el tratamiento de alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina, prediabetes, dislipidemia e hígado graso.

Aunque inicialmente se valoró por su capacidad de activar la vía AMPK, investigaciones recientes han demostrado que parte importante de sus efectos clínicos se deben a su acción moduladora sobre la microbiota intestinal (Zhang et al., 2015; Wei et al., 2021).

Tras su administración oral, la berberina alcanza concentraciones elevadas en el intestino, donde interactúa directamente con el ecosistema microbiano. Su biodisponibilidad sistémica es baja, pero esto no representa una desventaja, ya que su acción local en el tracto gastrointestinal permite una reprogramación del perfil bacteriano.

Estudios han demostrado que su uso incrementa la abundancia de bacterias beneficiosas como Akkermansia muciniphila, Bifidobacterium y Lactobacillus, al tiempo que reduce el crecimiento de cepas proinflamatorias como Desulfovibrio o ciertas Enterobacteriaceae (Cani & de Vos, 2017).

Este cambio genera múltiples beneficios fisiológicos: mejora la integridad de la barrera intestinal, reduce la permeabilidad y la translocación de endotoxinas como LPS, disminuye la inflamación de bajo grado y potencia la producción de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, todos elementos esenciales en la recuperación de la sensibilidad a la insulina.

El papel de Akkermansia muciniphila es particularmente relevante. Esta bacteria comensal especializada en degradar mucina estimula la regeneración del moco intestinal y refuerza la función de barrera epitelial. Su presencia en mayores proporciones se asocia con mejor control glucémico, menor inflamación sistémica y perfil lipídico más saludable.

Estudios en modelos animales han demostrado que los efectos de la berberina sobre la glucosa y la adiposidad se pierden si no se produce la modulación microbiana, confirmando que gran parte de su beneficio clínico está mediado por la microbiota (Zhang et al., 2015).

Incluso en humanos, estudios exploratorios han mostrado que el aumento de Akkermansia se asocia con mejoras significativas en parámetros metabólicos (Depommier et al., 2019).

Ahora bien, ¿debe indicarse berberina a todos los pacientes con prediabetes, diabetes o resistencia a la insulina? La respuesta es no. Su uso debe individualizarse. Es especialmente útil en pacientes con disbiosis intestinal, perfiles inflamatorios bajos, prediabetes incipiente o intolerancia a medicamentos como la metformina.

También puede considerarse en quienes buscan una intervención natural supervisada en fases tempranas del síndrome metabólico. Sin embargo, no es recomendable en casos de polifarmacia, embarazo, lactancia o cuando existe enfermedad hepática o renal significativa sin evaluación previa.

Además, su indicación debe siempre acompañarse de un abordaje nutricional integral, preferiblemente con dieta rica en fibra prebiótica y baja en ultraprocesados.

Los estudios clínicos disponibles aún presentan limitaciones metodológicas importantes: duraciones cortas (8 a 12 semanas), muestras pequeñas, formulaciones variables y alto riesgo de sesgo (Wei et al., 2021; Dong et al., 2021). Por ello, su uso debe entenderse como una herramienta coadyuvante, no como solución única ni universal.

En conclusión, la berberina representa una alternativa prometedora dentro del enfoque integrativo para mejorar el metabolismo y la salud intestinal, pero su uso debe ser guiado por evidencia, criterio clínico y personalización terapéutica. Más allá de las modas, lo verdaderamente terapéutico es el enfoque completo y contextualizado.

TEMAS -

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).