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¿Vale la pena suplementar lisina? Evidencia nutricional, colesterol e inflamación

De la síntesis de proteínas al control del colesterol, el nuevo rol de la lisina

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¿Vale la pena suplementar lisina? Evidencia nutricional, colesterol e inflamación
La lisina es clave para la síntesis de colágeno, la absorción de calcio, y la producción de carnitina, una molécula que facilita el transporte de ácidos grasos a la mitocondria para su oxidación. (SHUTTERSTOCK)

La lisina es un aminoácido esencial que el cuerpo no puede sintetizar y debe obtener exclusivamente a través de la dieta.

Aunque su rol tradicional ha estado vinculado a la síntesis de proteínas y el crecimiento, investigaciones recientes han puesto el foco en su potencial como modulador metabólico, en especial en el contexto del perfil lipídico, la inflamación y el riesgo cardiovascular.

Desde el punto de vista nutricional, la lisina es clave para la síntesis de colágeno, la absorción de calcio, y la producción de carnitina, una molécula que facilita el transporte de ácidos grasos a la mitocondria para su oxidación. Estos procesos la conectan directamente con el metabolismo energético y la salud cardiovascular.

Resultados de las investigaciones

Un estudio aleatorizado y controlado publicado en Nutrition Research (Jahan et al., 2021) evaluó a 84 adultos con hipercolesterolemia leve que recibieron 1000 mg diarios de lisina oral durante 12 semanas.

El resultado fue una reducción significativa del colesterol total (-9,8 %) y del LDL-C (-11,2 %) en comparación con el grupo placebo. El colesterol fue medido por métodos enzimáticos automatizados y el efecto fue más marcado en participantes con dietas ricas en carbohidratos refinados y baja proteína.

En otro estudio clínico de 2022 (Clinical Nutrition, Feng et al.), se evaluó una mezcla de aminoácidos que incluía 1500 mg de lisina junto a arginina y leucina.

En adultos con síndrome metabólico, esta combinación redujo significativamente la proteína C reactiva ultrasensible (-1,1 mg/L, p < 0.01) y mostró tendencia a mejorar la glucemia en ayunas.

La lisina ha sido bien tolerada en dosis de hasta 3 g/día según el Panel de la EFSA (2021), pero debe usarse con cautela en personas con enfermedad renal o hepática.

En cuanto a fuentes naturales, los alimentos ricos en lisina son principalmente de origen animal. Las mejores fuentes incluyen carnes magras, huevos, pescados, lácteos (especialmente quesos curados como el parmesano) y mariscos.

En dietas vegetales, se puede obtener a través de legumbres como la soya, las lentejas y los garbanzos. Sin embargo, los cereales (arroz, trigo, maíz) son pobres en lisina, lo que hace fundamental combinarlos con leguminosas para asegurar un perfil de aminoácidos completo.

En conclusión, la suplementación con lisina puede representar una estrategia segura y potencialmente útil en pacientes con baja ingesta proteica (dietas vegetarianas o pobre alcance con proteínas animales).

Siempre debe formar parte de un abordaje nutricional integral y no reemplazar una alimentación variada y balanceada.

TEMAS -

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).