Decimos adiós a septiembre
Cada 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se nos recuerda que el silencio no es la mejor respuesta frente al dolor

Este es un mes que dejamos teñido de amarillo, pero que en realidad pide más que un color: pide conversación, cercanía y escucha. Septiembre se ha convertido en el mes de la prevención del suicidio.
Cada 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se nos recuerda que el silencio no es la mejor respuesta frente al dolor.
La elección del amarillo tiene una historia impactante que nace en 1994, tras la muerte de un joven apodado "Mustang Mike", cuyo coche amarillo pasó a ser símbolo involuntario de un gesto que marcó a una comunidad.
Amigos y familiares comenzaron a repartir cintas amarillas con mensajes pidiendo ayuda para otros que, como él, podían estar atravesando un sufrimiento insoportable.
Lo que surgió como un acto de amor y memoria se transformó en un movimiento que ilumina una realidad que durante mucho tiempo permaneció escondida. Ese pequeño gesto nos enseña que, a veces, un lazo, una palabra o un número compartido pueden abrir una puerta cuando todo parece cerrado.
Intento de suicidio: una onda expansiva
Cuando hablamos de una persona que intentó quitarse la vida, inevitablemente hablamos también de todo su entorno. El intento de suicidio no es un acto aislado; se convierte en una onda expansiva que alcanza a familiares, amigos, compañeros de trabajo, una comunidad entera.
Lo primero que aparece es la avalancha de preguntas, de silencios incómodos y de culpas que desgastan.
"¿Qué pude haber hecho distinto?", se preguntan los sobrevivientes, y esa culpa se convierte en una carga tan dura como injusta. Frente a esa mezcla de dolor y confusión, suele reinar el silencio, como si al callar protegiéramos.
Pero el silencio, paradójicamente, termina alimentando la soledad de quien sufre.
Permanecemos silentes ante una problemática que necesita ser hablada. Necesitamos crear espacios donde la gente sienta la confianza de decir con naturalidad: "No me siento bien". Donde nombrar lo que duele no sea señal de debilidad; es, de hecho, un primer acto de valentía ante el que se abre la posibilidad de encontrar ayuda.
Quien atraviesa pensamientos suicidas busca con desesperación un alivio al dolor. Y, sin embargo, el suicidio NO ES una salida real, sino una forma permanente de intentar resolver un problema que puede ser transitorio y tratable. NINGUNA SITUACIÓN, POR DURA QUE SEA, MERECE LA VIDA COMO PRECIO A PAGAR.
Si estás leyendo estas líneas y en algún rincón de tu mente has pensado en irte, permíteme decirte esto con claridad: ELIGE QUEDARTE.
Sé que cuando uno se siente roto es difícil imaginar un camino. Pero también sé que en algún punto la reparación llega, y que los fragmentos de calma se vuelven a juntar en formas inesperadas.
A veces ocurre en la voz de alguien que escucha, en una llamada que interrumpe la soledad, en una noche que parecía interminable, pero fue atravesada. La reparación es posible, incluso cuando todo parece perdido. Sigue caminando, vas a encontrar tu sendero.
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La prevención es responsabilidad de todos
Como sociedad necesitamos hablar más y juzgar menos. La prevención del suicidio no es responsabilidad exclusiva de los profesionales de la salud; es también de la comunidad, de los amigos que se interesan, de las familias que acompañan, de los medios que informan con sensibilidad.
Hablar de esto es cuidar la vida, y cuidar la vida es una tarea colectiva.
Septiembre se va, pero la invitación a mantenernos atentos y cercanos debe quedarse durante todo el año. Recordemos siempre que un gesto, por pequeño que parezca, puede significar la diferencia entre rendirse o quedarse.
Quiero recordarte que los gestos cuentan, por pequeños que sean: un mensaje, una llamada, un "¿cómo estás?" sincero. No subestimemos el poder de la presencia. Septiembre se va, pero la invitación a cuidar la vida debe permanecer todo el año.
En nuestro país existen recursos a los que puedes acudir. El centro de contacto "Cuida tu salud mental" del Servicio Nacional de Salud está disponible en el 809-200-1400. Estos números no son simples datos: son puertas abiertas, voces que escuchan, profesionales que entienden.