El secreto detrás del bajo rendimiento escolar podría estar en la vista
¿Falta de interés o falta de visión? Muchas veces, la respuesta está frente a los ojos

Acaba de iniciar el año escolar, y todavía padres y madres se concentran en mochilas, cuadernos, uniformes, meriendas y horarios. Sin embargo, hay un detalle que suele quedar relegado y puede marcar la diferencia en la vida académica de un niño o niña: su visión.
Antes de culpar a la distracción o a la tecnología, conviene mirar más de cerca: la vista. Los especialistas estiman que 1 de cada 4 niños en edad escolar presenta algún problema visual no detectado.
El impacto es mayor de lo que parece: dificultades al leer, cansancio, dolores de cabeza y hasta problemas de autoestima. La buena noticia es que con un examen a tiempo, todo esto puede cambiar.
Aprender depende, en gran medida, de lo que ven. Según la American Optometric Association (AOA), hasta el 80 % del aprendizaje infantil ocurre a través de la vista. Leer, escribir, seguir instrucciones, jugar en grupo o simplemente mirar el pizarrón: todo está atravesado por la capacidad visual.
En la Unidad de Oftalmología y Cataratas de la República Dominicana (UOC) lo saben bien.
Allí reciben a diario casos de pequeños con bajo rendimiento escolar que, al final, muchos de ellos no se trataban de problemas de conducta ni de desinterés, sino de dificultad para ver con nitidez.
Visión: primer maestro
Desde los primeros meses de vida, los niños aprenden mirando y observando. Antes de poder hablar, imitan gestos, reconocen rostros y descubren el mundo con los ojos. Pero si su visión no está en condiciones óptimas, ese aprendizaje temprano se limita.
Y aquí surge un gran reto: muchos padres no se dan cuenta porque los niños pequeños no saben expresar con claridad lo que sienten.
Durante la etapa preescolar, la observación sigue siendo el gran canal de aprendizaje. ¿Cómo va a explicar un niño de 4 años que ve borroso? Muchas veces, simplemente no lo hace.
Cuando llega la edad escolar, las dificultades visuales no corregidas empiezan a notarse más. Miopía, hipermetropía o astigmatismo pueden traducirse en "no veo el pizarrón", cansancio al leer o dolores de cabeza después de estudiar.
Lo curioso es que, con frecuencia, los adultos interpretan estas señales como falta de disciplina o flojera, sin sospechar que el verdadero obstáculo suele estar en la vista.
Señales de alerta
Estas son algunas pistas a las que conviene prestar atención:
- Se acerca demasiado a libros, pantallas o al televisor.
- Entrecierra los ojos para leer o mirar a lo lejos.
- Se frota los ojos con frecuencia.
- Se queja de dolores de cabeza, sobre todo tras leer o estudiar.
- Pierde la concentración fácilmente en el aula.
- Evita leer en voz alta o muestra poco interés en actividades que requieren atención visual.
- Presenta bajo rendimiento escolar repentino sin causa aparente.
La solución existe
La ventaja es que la mayoría de estos problemas se pueden corregir fácilmente si se detectan a tiempo. Un simple chequeo oftalmológico puede transformar no solo el rendimiento académico, sino también la confianza y el desarrollo social de un niño.
Así que, más allá de lápices y mochilas nuevas, quizá lo más importante al volver a clases sea garantizar algo fundamental: una visión sin barreras para aprender.