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Olga Montero Rose, el arte como segunda puerta

La escritora y psicoanalista encuentra en la narrativa una forma de comprender al otro

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Olga Montero Rose, el arte como segunda puerta
Olga Montero Rose escribe para iluminar lo humano desde un lenguaje accesible. (FUENTE EXTERNA)

Para Olga Montero Rose, la literatura ha sido una segunda puerta. Psicoanalista de oficio, publicó Cortejo a los 57 años. Desde entonces, su vida se reparte entre el consultorio y la escritura, donde busca comprender al otro y narrar el alma.

Siempre tuvo la pulsión de escribir, pero la vida, los pacientes, los congresos, la crianza, postergaba esa necesidad. Hasta que, finalmente, se decidió. El proceso creativo, para ella, tiene mucho de psicoanálisis: comienza con una idea, pero pronto surge lo inesperado que sorprende incluso al propio autor.

Su escritura profundiza en los afectos y busca iluminar lo que parece enterrado. En Cortejo (2022) y Culpa (2025), ambas publicadas por la editorial Planeta, la protagonista Simona, psicoanalista como su autora, explora esa tensión entre lo que se vive y lo que se cuenta. 

Cortejo recorre los vínculos afectivos, mientras que Culpa, su novela más reciente, examina desde la mirada psicoanalítica cómo ese sentimiento se instala en los mandatos culturales que pesan sobre las mujeres.

La tercera entrega de la trilogía, en la que ya trabaja, retoma ese universo para indagar en el paso del tiempo y la pérdida de la juventud.

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Infografía
Cortejo y Culpa exploran los afectos y los mandatos culturales sobre las mujeres (FUENTE EXTERNA)

En paralelo, Olga ha publicado La rebelión del género (2022), un ensayo sobre diversidad sexual. Allí se muestra la misma preocupación que atraviesa toda su obra: comunicar sin hermetismos, hablar de lo humano con un lenguaje accesible.

Esa claridad la ha llevado incluso a las redes sociales, donde comparte cápsulas breves sobre afecto y salud mental.

Dudó al principio, por lo que implicaba exponerse públicamente además de la neutralidad que exige el psicoanálisis, hasta que entendió que todo lo que un paciente trae, incluso lo que ha visto en sus cápsulas de Instagram, se convierte en material de análisis.

Desde entonces, esa plataforma es también un espacio donde sus oficios dialogan.

Cada libro es para ella una oportunidad distinta. Lo que comenzó como un deseo aplazado terminó convirtiéndose en una segunda carrera que hoy avanza junto a su práctica clínica.

En Olga Montero Rose, psicoanálisis y literatura no son territorios separados, sino hilos de un mismo tejido. De ese cruce nace una escritura en movimiento, convencida de que el arte llega donde nada más llega. Y con la certeza de que lo que pulsa dentro no merece quedar pendiente.

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Abogada especialista en derecho administrativo, entusiasta de la cultura y la palabra escrita.