Soledad Álvarez: “El libro me ha hecho reír, llorar y conmoverme hasta los huesos”
Recuperamos esta entrevista de Soledad Álvarez para "Confesiones de lector", una sección en la que los escritores revelan su faceta de lector
Soledad Álvarez (Santo Domingo, 1950) inaugura esta serie de entrevistas literarias en las que los escritores nos revelarán su faceta de lector. En ellas nos hablan sobre la génesis y la vida de sus libros, sus lecturas y silencios. Poeta y ensayista dominicana, Soledad ha sido ganadora del Premio Siboney de Ensayo por el libro La magna patria de Pedro Henríquez Ureña (1980), del Premio Nacional de Poesía “Salomé Ureña” en dos ocasiones y en 2015 recibió el Premio Caonabo de Oro. Numerosas antologías dominicanas y extranjeras recogen sus ensayos y poemas. Conoce sus preferencias, los secretos de su biblioteca personal y el espacio íntimo en donde disfrutan de esa maravillosa pasión que nos une: la lectura.
Describe en pocas palabras tu encuentro con el libro.
El encuentro con el libro ha sido un acontecimiento decisivo, determinante en mi vida. Un día elegí un libro o él me eligió. Y el enamoramiento fue instantáneo. Me gustó su olor, su piel, las cosas que me decía, sobre las que nadie me había hablado. Desde entonces la pasión. El libro me ha hecho reír, llorar, conmoverme hasta los huesos, bajar al cielo, ascender al infierno, descubrir el mundo –todos los mundos–, agradecer el dolor, el gozo, la belleza, la vida; reconocerme en la soledad y en la poesía.
¿Cuál es tu personaje literario preferido?
Cada tiempo vital ha tenido el suyo. Si en la infancia, como todas las muchachas de la época fue Jo, la hermana independiente de Mujercitas, si en la adolescencia El principito y su rosa, personajes de la novela de Antoine de Saint-Exupéry, después serían las atormentadas Emma Bovary, Anna Karenina, Justine (Cuarteto de Alejandría), Sofía (El siglo de las luces), Alejandra (Sobre héroes y tumbas) y, claro, por imperativo generacional la Maga, el icono de la magia y el azar, siempre viva en Rayuela y en la nostalgia.
¿Qué libro regalarías a ciegas?
Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.
Menciona tres escritores que hayan ejercido una fuerte influencia sobre ti.
Más allá de la “angustia de la influencias”, de la conciencia trágica que, a juicio de Harold Bloom, define al escritor moderno de que es un discípulo condenado a repetir a los maestros, por razones que tienen que ver no tanto con el canon sino con la influencia en el modo de percibir el mundo y la literatura, elegiría al Pedro Henríquez Ureña de los “Seis ensayos en busca de nuestra expresión” y de “Patria de la justicia”, a Manuel Rueda por su magisterio de exigencia, a María Zambrano porque con la luz de su “razón poética” me ilumina los días oscuros.
Cuando escribes, ¿tú decides el tema o este te elige a ti?
El tema es un llamado que viene de las entrañas. No hay manera de que no me elija y de que yo pueda evitarlo.
¿Cuáles son los géneros que sobresalen en el conjunto de los libros que posees?
Poesía, narrativa y ensayo.
Si una tormenta tomara por asalto tu biblioteca y solo pudieras rescatar cinco obras, ¿cuáles serían?
El Quijote, Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, Residencia en la tierra de Pablo Neruda y las Obras completas de Borges.
¿Qué libro de los que habitan en ella te hubiese gustado escribir?
El tiro de gracia, de Marguerite Yourcenar.
Borges expresó: “La lectura es una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”. ¿Crees que esa felicidad se puede contagiar?
No hablaría de contagio. Y siguiendo con Borges, alguna vez aclaró que la felicidad no es obligatoria porque la buscamos.
¿Qué libro amaneció contigo hoy?
Diarios completos, de Fernando Pessoa. Una edición reciente de sus textos autobiográficos. Me deslumbró este verso: “No consienten los dioses más que la vida”.
¿Si fueses un libro, cómo te llamarías?
La llama doble (Octavio Paz).
¿Qué eslogan propondrías para una campaña nacional de lectura?
La lectura enseña a vivir.
¿Qué consejo le darías a quien quiera ser escritor?
Leer, leer y volver a leer.
Fotos: Jerameel Reyes