Colectivo de artistas dominico-americanos alzan la voz ante el rumbo de la Bienal
El Colectivo CAVDA pide reformas profundas ante lo que llaman la “implosión” de la Bienal Nacional de Artes Visuales

La Bienal Nacional de Artes Visuales, el evento más esperado del arte dominicano, atraviesa una tormenta que no parece amainar.
Lo que debía ser una vitrina de creatividad y orgullo cultural, se ha convertido —según artistas dominico-americanos agrupados en el Colectivo de Artistas Visuales Domínico-Americanos (CAVDA)— en un escenario de controversias, rechazos masivos y decisiones arbitrarias.
Desde Estados Unidos, donde residen, los miembros de CAVDA enviaron una carta abierta al ministro de Cultura en la que denuncian el “deterioro institucional” de la bienal.
Para ellos, la recién inaugurada XXXI edición es la prueba más palpable de la crisis: polémicas en la selección de obras, premios cuestionados y hasta acusaciones de censura a propuestas incómodas.
La obra polémica

Uno de los puntos más calientes ha sido el premio otorgado a la obra “Lo que no se saca de raíz, vuelve a crecer” de David Pérez Karmadavis.
No es la pieza en sí lo que critican, sino lo que consideran un incumplimiento de las propias bases de la bienal. “No es culpa del artista”, aclaran, sino de quienes debieron aplicar el reglamento con rigor.
Para CAVDA, este episodio evidencia un problema sistémico: reglas que se aplican de manera caprichosa y un manejo que parece responder más a intereses de pequeños grupos que a la comunidad artística en general.
A las dudas sobre el jurado se suma lo que califican de “reduccionismo histórico”.
La palma real, utilizada en la obra premiada como símbolo trujillista, es para el colectivo mucho más que un emblema del dictador: fue árbol de libertad plantado tras la abolición de la esclavitud en 1801 y 1822, y símbolo de emancipación en el Caribe.
- Reducirla al uso que le dio Trujillo, dicen, es empobrecer su significado.
Las críticas no acaban ahí. CAVDA recuerda casos de supuesta censura a obras como las de Diógenes Abreu, y denuncia la eliminación de categorías tradicionales, que ahora obliga a que una fotografía compita contra un performance o una instalación.
El resultado: “caos competitivo” y frustración entre artistas de trayectoria que quedan fuera.
¿Qué proponen? Una consulta masiva con los artistas, volver a premiar por categorías, prohibir la censura y separar espacios: la bienal para profesionales consolidados y un concurso aparte para talentos emergentes.
En pocas palabras, piden devolverle a la Bienal el prestigio que merece. “No hacerlo es suicida”, advierten. Y no solo para la bienal, sino para el arte dominicano en su conjunto.