Encuentro del Ateneo Insular en septiembre
Un encuentro donde la palabra se hizo ministerio: literatura infantil, canto místico y tradiciones dominicanas se unieron para exaltar cultura y espiritualidad

Dos ministerios de la palabra se manifestaron en el más reciente encuentro literario del Ateneo Insular.
El primero tuvo lugar en la tanda matutina del sábado 20: dos escritoras de literatura infantil expusieron sus libros y testimoniaron sobre este maravilloso don que recibieron del cielo para la edificación de nuestros niños.
El maestro del Interiorismo, en su sacerdocio con la «palabra que edifica», encauzó los puntos que bordaron las creaciones de estas escritoras inquiriendo sobre las motivaciones que tuvieron para escribir el cuento que leyeron: ellas evidenciaron el amor hacia los infantes y sus mundos, fantástico y real, que se complementan para hacerlos crecer fuertes emocional, intelectual y espiritualmente.
«Me gusta guardar las costumbres dominicanas y la literatura nuestra», respondió Evelyn Ramos Miranda. «Creo que soy una guardiana del universo y de la naturaleza», contestó Elidenia Velásquez.
Y así inició Evelyn la lectura de su Odette y las mariquitas de papel: «Odette era muy curiosa; regularmente hacía preguntas sobre las cosas más inimaginables que otros niños no pensaban, como: ¿Si en el planeta Marte los pequeños comían palomitas de maíz? ¿O si en el mar los peces soñaban como los humanos?» (p. 6).
Elidenia, por su parte, dio a conocer su Hijo de las hadas a través de uno de los cuentos que lo componen, el titulado «Provisiones de invierno»:
- «Una tarde de verano, Lucas jugaba con su abuela en el bosque. Ella le contaba historias sobre el mono pendenciero y de cómo este saltaba de rama en rama para escuchar las conversaciones de los humanos. Y también sobre el oso esquiador, que se deslizaba por las montañas cubiertas de nieve con el único fin de divertirse [...]» (p. 33).
Segunda sesión

El siguiente ministerio de la palabra se produjo en la sesión del sábado por la tarde: los cantos místicos de los hermanos Santos. Los estudios que se presentaron trajeron respuestas y anticiparon los sueños que más tarde revelarían sus verdades en la noche justiciera.
Luis Quezada, por ejemplo, leyó su estudio a manera de salmo responsorial con la participación de los presentes, ponderando primero el texto y luego exhibiéndolo:
«En el poema 11 de Oda al Manantial, Juan Santos nos presentó el Nazareno, es decir, la concreción histórica del HIJO; pero en el poema 17 lo presenta como la estructura crística de que hablaba Teilhard de Chardin, el lazo crístico que une todo el Universo: "Verbo, / otra vez te desvaneces / ante mi mirada enamorada. // ¿Acaso al tocarte con mis ojos de alba / se rompe este lazo astral / que me une a Ti?"».
Bruno Rosario Candelier estudió La Llama perpetua, de Juan Santos, y lo definió como una «experiencia cardinal y mística»:
- «La creación poética de Juan Santos aborda una peculiar vivencia expresada mediante el ropaje de la lírica mística, que es la que da cuenta de una inspiración fraguada en una singular experiencia espiritual que el poeta experimentó en un estado alterado de conciencia».
Ejemplificó con los versos:
- «Ávido en las sombras / un ser se pierde en agonía / va por un camino angosto / que transita sin conciencia. / A su paso ve rastros inmóviles / sombras de esperanzas que se desvanecen / como fugaces carnes estrelladas / se quedaron atrás / sin nombres ni recuerdo / mientras avanza delirante / el que busca vida plena».
Con relación a la coautora de Oda al Fulgor sagrado, de los hermanos Santos, Rosario Candelier manifestó en el prólogo que «cuando la Llama de la energía Divina apela la sensibilidad y la conciencia de Rocío Santos, escucha una voz de lo Alto, la del Amor sagrado mediante el lenguaje inconsútil de lo divino con la llamarada del fuego incandescente de la prosapia celeste en la irradiación de lo divino y la insonora Luz».
Los versos que dan fe de esta razón dicen:
- "Y vengo...sí... / del ímpetu de Amor, / del hombre Dios, Verbo Eterno... / Más que de Tus manos, / de tu Vida Divina vengo, / del Sagrado Aliento de las regiones celestes. / Y a Él vuelvo... / ¿Cómo podrá la tierra apartarme de ti?"».
Otras disertaciones
Asimismo, la novel interiorista Vianibel Valerio debutó con «La pelea de San Andrés», un cuento que retrató costumbres y creencias de los habitantes de la línea noroeste, específicamente de la provincia Santiago Rodríguez: la pelea de gallos y las premoniciones mediante revelaciones en los sueños.
A través de este tema, y haciendo uso de las hablas peculiares de aquel pueblo y de sus comunidades para colocarlas en las voces de sus personajes, la autora recorrió lo que es la esencia entrañable de aquella tierra y de sus habitantes.
Y ante el sondeo del maestro sobre sus motivaciones, Vianibel testimonió que su «papá es gallero», que le «gusta la cultura dominicana»: «Me gustan las leyendas y las historias de los santos, velones, ciguapas y botijas», agregó.
Hizo referencia capital al merengue "El gallo Floriao", que interpretaron, entre otros merengueros dominicanos, el Trío Reynoso, Joseíto Mateo, el "Ciego de Nagua", y, en la actualidad "El Prodigio". Y debido al tratamiento que le dio concitó emociones en los presentes.
El mocano Luis Quezada, por ejemplo, trajo a colación que tanto era el amor a las peleas de gallos antiguamente que «hasta los médicos llevaban sus gallos al consultorio» para luego de las consultas dirigirse hacia las galleras y disfrutar de esta otra afición que tenían.
Y el historiador vegano Rafael Hernández aportó que antes «muchos profesores llevaban sus gallos a las aulas y los amarraban a las patas del escritorio», pues «después del recreo no se daba clases, sino se jugaba gallos, esto antes de la llegada de Eugenio María de Hostos al país».
Hubo otras disertaciones: Yolanda de Jesús un estudio a Oda al Fulgor sagrado y Miguelina Medina una exégesis a La Llama perpetua. Celebrado en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, La Torre de La Vega, también participaron William Acevedo Fernández, Alexandra Borbón, Rita Díaz Blanco e Ingrid Gómez Natera.