Chloé Paredes: la nueva musa dominicana que conquista París
A sus 18 años, la modelo de Santo Domingo debutó en las pasarelas de Dior, Loewe, Balenciaga y Miu Miu, convirtiéndose en una de las grandes revelaciones del Fashion Week parisino

Hay nombres que irrumpen en el mundo de la moda con una fuerza que no se puede ignorar.
Este año, ese nombre es Chloé Paredes, una joven dominicana de apenas 18 años que acaba de vivir uno de los momentos más soñados de cualquier modelo: debutar en la Semana de la Moda de París desfilando para algunas de las casas más prestigiosas del planeta.
Un debut de alta costura

Nacida en Santo Domingo y con una elegancia natural que la hace destacar en cualquier sala, Chloé mide 5´10" y proyecta una mezcla de frescura, sofisticación y fuerza que cautivó a las firmas más exclusivas.

Su debut fue de lujo: una exclusiva con Dior, seguida de apariciones para Loewe, Balenciaga y Miu Miu, donde su paso firme y su mirada segura confirmaron que había llegado una nueva estrella al firmamento de la moda.
Pero detrás del glamour hay una historia de disciplina y enfoque. Antes de subir a una pasarela, Chloé practicaba karate profesionalmente, y esa misma determinación es la que hoy la impulsa a seguir conquistando nuevos retos.

Habla inglés con fluidez, domina el italiano y fue presidenta de su promoción en el bachillerato, lo que deja claro que su talento va mucho más allá de su belleza.

Su historia en la moda comenzó a los 14 años, cuando participó en un casting del reconocido descubridor de talentos Sandro Guzmán, fundador de Ossygeno Models Management, responsable de lanzar a figuras como Lineisy Montero y Hiandra Martínez.

"Quedé impactado desde el primer momento en que la vimos, sabía que había llegado una nueva promesa, no solo por su físico, sino por su personalidad impactante. Chloé llegará tan lejos como Dios le permita".
Hoy, representada por la agencia Next Models, una de las más influyentes del mundo, Chloé se consolida como la nueva promesa dominicana del modelaje internacional.
Su debut en París no solo marca el inicio de una carrera brillante, sino también una nueva página en la historia de las modelos caribeñas que han sabido conquistar el universo de la alta moda con autenticidad, gracia y mucho orgullo tricolor.