Moda en la residencia de Bad Bunny: o cómo hablar de sostenibilidad sin contradecirse
"No me quiero ir de aquí" ha sido una lección de moda sostenible tanto para los fanáticos del reguetón como para los que no lo son

¿Qué tiene que ver Bad Bunny con sostenibilidad? La respuesta: tal vez nada. Sin embargo, la última hazaña de su residencia "No me quiero ir de aquí" es una lección de moda sostenible tanto para los fanáticos del reguetón como para los que no lo son.
¿Qué entendemos por moda? ¿Y qué significa sostenibilidad? La Real Academia Española define sostenibilidad como la capacidad de "mantenerse por sí mismo, sin ayuda exterior y sin agotar los recursos disponibles".
Por otro lado, la moda trasciende la simple indumentaria para convertirse en un reflejo cambiante y colectivo de nuestros gustos en la vida diaria. Entonces, surge la pregunta: ¿cómo puede un fenómeno tan mutable ser sostenible a largo plazo?
Los expertos en tendencias han reconocido durante años que la moda es inherentemente cíclica, igual que el karma, "todo retorna". Según los libros, cada diez años se reinventa una tendencia. Es en esta naturaleza cíclica donde reside el potencial sostenible de la moda.
El lujo de la sostenibilidad, ¿quién puede pagar el precio?
A lo largo de más de dos milenios, la moda ha demostrado su capacidad para revivir y perdurar a través de cada civilización, siglo y década. Cada evento histórico se convierte en una oportunidad para reinventar un estilo.
Por eso, no es sorpresa que la llamada generación de la nostalgia sea la misma que está impulsando la narrativa de la sostenibilidad y la conciencia ambiental como estilo de vida, y con ello reviviendo signos y símbolos del pasado para adueñárselos en el presente, revalorizándolos y dándoles continuidad. La indumentaria no es la excepción.
Pero ¿qué tiene que ver Bad Bunny con el tema, si su música es una muestra de los códigos de la modernidad? La respuesta es: nada.
Sin embargo, la última hazaña de su residencia "No me quiero ir de aquí" en Puerto Rico es una lección de moda sostenible que pueden tomar hasta quienes no son fanáticos del artista.
La moda en "la casita" y la indumentaria cómo lenguaje
Ya es bien sabido el gran aporte a la economía y para la moral de Puerto Rico que tuvo esta serie de 30 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico.
El "choli" para los locales, se convirtió en un homenaje a la cultura y sus raíces caribeñas con elementos como la casita típica o el árbol de flamboyán.
Además del ambiente, la música y el decorado, el vestuario del artista guardaba uno que otro "easter egg" que se alineaba a la perfección con la temática, más allá del sombrero de pava o el traje de "jíbaro" destacaron también referencias directas a personajes importantes de la historia puertorriqueña.
Al estilo "nuyorican" presente en varios de los sets del concierto se añadieron homenajes tan obvios a personajes como el boxeador Tito Trinidad, el salsero Hector Lavoe, el sonero Ismael Rivera, entre algunos de los más notorios.
Este homenaje a la cultura a través de la indumentaria es obra de los estilistas Storm Pablo y Marvin Douglas responsables del guardarropa del artista desde sus inicios, quienes con la ayuda de marcas, diseñadores emergentes y coleccionistas de ropa vintage puertorriqueños lograron armar un vestuario que resultó ser una lección de identidad cultural.
El nuyorican style: entre la calle y la cultura
Los estilistas lograron canalizar el espíritu del movimiento "nuyorican", que mezcla la cultura boricua con la estética urbana de Nueva York.
Se observan influencias del streetwear: gorras de los Yankees con bordados de sapo concho, cadenas doradas, y camisetas gráficas con leyendas del chupacabras en algunos de los atuendos de Bad Bunny.

Entre las bermudas o "bolos" de diferentes materiales destacó la que mostraba la bandera de Puerto Rico, un claro homenaje al campeón mundial de boxeo de origen puertorriqueño Tito Trinidad, quien también estuvo en la casita.
Influencias afrocaribeñas y modernidad urbana
La bomba y la plena, géneros musicales afrocaribeños, también se reflejaron en la moda del evento.
Faldas amplias, blusas con vuelos y textiles de tonos vibrantes evocan la vestimenta de las bailarinas de plena, mientras que el uso de joyería llamativa y peinados elaborados recuerdan la estética de iconos de la isla del encanto como Ismael Rivera y Ruth Fernández, quienes usaban la moda como extensión de su arte.
Bad Bunny elevó la figura del "jíbaro", el campesino puertorriqueño a símbolo de orgullo y resistencia. En su vestuario, destacan elementos como la pava, sombrero típico del campo, y prendas de lino blanco, que recuerdan la indumentaria tradicional de los trabajadores rurales de finales del siglo XIX.

Era imposible no notar la versión del famoso traje que popularizaron los integrantes de La Fania y Héctor Lavoe en los vibrantes años 70.
Igual que el cambio de la última noche, por una camisa roja y pantalones de botonaduras frontales combinado con sombrero de pava, que algunos de los fanáticos reconocieron como una referencia al jíbaro Chuito el de Bayamón. Mientras que la camisa roja desabotonada refiere al mural del sonero Ismael Rivera firmado por Jair Araujo.

Aunque el overall es una pieza recurrente en el armario de Benito, el que llevó combinado con la camiseta de rayas recuerda la famosa foto del Dj de origen puertorriqueño Jellybean Benítez junto a Madonna.

Benítez fue pareja y colaborador de la reina del pop en varios de sus discos incluyendo el primer hit de la cantante, lanzado en 1983: Holliday. También colaboró con varios artistas famosos de la época.
Para los nacidos en los 80, ver la camiseta roja atravesada con una raya blanca es recordar la imagen del grupo juvenil Los Chicos en la portada de su disco de 1982. Uno de los integrantes principales de este grupo fue el cantante Chayanne.

El grupo Menudo también tuvo su homenaje en una camiseta ajustada de la que sobresalen bordes azules que Bad Bunny también lució en la casita.
Lo que no debe faltar, la lección de hoy
La lección de hoy viene gracias a Bad Bunny, Storm Pablo y Marvin Douglas.
El vestuario que armaron para la residencia se nota que está -igual que el resto del espectáculo-, meticulosamente curado para rendir homenaje a la historia y la identidad puertorriqueña y es un poderoso ejemplo de cómo la indumentaria se convierte en una huella de adaptación y una forma de resistencia que continuará un legado.
La cultura y la moda son dos fenómenos dinámicos y complejos que se retroalimentan y se transforman constantemente. Esta profunda conexión, en la que esta última es un reflejo visible de los valores, las creencias y la identidad de un pueblo, es precisamente el punto donde converge con la sostenibilidad.
Al rescatar y revalorizar códigos estéticos del pasado, dándoles nueva vida y significado en el presente, se cumple el principio de circularidad y durabilidad inherente al ciclo de la moda, entonces, la indumentaria se convierte en un símbolo que perdura porque la cultura que representa también lo hace. Fin de la lección.
Sin lugar a duda, el vestuario de la residencia de Bad Bunny es una muestra de que la cultura es el marco de referencia que orienta la moda, y que, al manifestarse de forma creativa a través de la revalorización de sus raíces, se convierte en un ejemplo tangible de sostenibilidad sin contradicciones, una muestra de que la forma más auténtica de perdurar no es lo nuevo, sino aquello que regresa cargado de historia.
Así que un aplauso para los vestuaristas porque de verdad la rompieron.