Gran homenaje a Paco de Lucía en Nueva York: festival flamenco
Diego el Cigala, Niño Josele confirman su actuación en el concierto
Estrellas del flamenco como Diego el Cigala, Niño Josele o Carmen Linares se darán cita este febrero en Nueva York para homenajear a Paco de Lucía, el gigante de la guitarra de Algeciras, en el décimo aniversario de su muerte.
El festival 'Paco de Lucía Legacy' se celebrará entre el 20 y el 24 de febrero en diversos escenarios de la Gran Manzana, y contará con la participación de numerosos artistas que compartieron escenario con el genial compositor español.
En un comunicado, la Fundación Paco de Lucía explicó que la cita buscará recordar que "el flamenco es capaz de traspasar fronteras y mezclarse con otros estilos como la música clásica, el jazz o la música latinoamericana".
La gala
El punto de salida lo dará, el 20 de febrero, una gala por todo lo alto en el Carnegie Hall de Manhattan, donde actuarán bailaores como Karime Amaya o Farruquito, guitarristas como Al Di Meola, y cantantes como el Cigala o Silvia Pérez Cruz, quien también participará el día siguiente en un concierto en la sala Le Poisson Rouge para recordar al guitarrista.
Conciertos
También habrá, el 22 de febrero, una clase magistral de compás en el Centro Rey Juan Carlos I de la Universidad de Nueva York a cargo de El Piraña y Makarines.
La programación continuará por la noche se celebrará un encuentro de artistas flamencos y músicos neoyorquinos, 'Flamenco Summits Meets New York, en el que participarán artistas de la música latina, africana y el jazz, los tres estilos a los que De Lucía se acercó de uno u otro modo a lo largo de su carrera.
Por último, el Instituto Cervantes acogerá, el 23 de febrero, el recital 'Puro Flamenco', en el que participarán Pepe Habichuela, Rafael Riqueni y Carmen Linares.
El festival neoyorquino dará, según los organizadores, "el pistoletazo de salida" a un año de celebraciones que incluirá la edición de un disco inédito de Paco de Lucía.
Nombre artístico de Francisco Sánchez Gómez; Algeciras, 1947 - Cancún, México, 2014) Músico español, considerado como el guitarrista flamenco de mayor prestigio internacional.
Paco de Lucía nació en el barrio de La Bajadilla de la ciudad andaluza de Algeciras, un barrio popular y predominantemente gitano. La calle, pues, y el ser hijo y hermano de músicos, lo familiarizaron con el flamenco desde su más tierna infancia. De su padre, Antonio Sánchez Pecino, quien se ganaba mal la vida como vendedor ambulante de telas durante el día y por la noche tocaba la bandurria en los bailes de pueblo, y de su hermano mayor, Ramón de Algeciras, aprendió los primeros rasgueos, y a los seis años comenzó a estudiar guitarra «en serio». Incluso su madre, Luzía Gomes Gonçalves, una portuguesa de Monte Gordo acostumbrada a la vez a la pobreza de su familia numerosa y a la vena artística de sus miembros, lo veía más como una inversión de futuro que como un perjuicio.
A Paco, que al igual que el resto de sus hermanos Ramón, María Lucía, Pepe y Antonio, muy pronto tuvo que buscar trabajo y llevar un sueldo a casa, le costó superar su falta de instrucción, pero cuando tuvo que buscarse un nombre artístico no dudó en apellidarlo con el nombre de su madre.
Primeros aplausos en los tablaos
Como tal, Paco de Lucía comenzó a actuar a los doce años junto a su hermano Pepe (entonces Pepe de Algeciras) como el dúo Los Chiquitos de Algeciras, que cosechó el aplauso de muchos tablaos de Cádiz. Con catorce años obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera, y aunque parezca sorprendente, fue entonces cuando inició su carrera internacional, ya que José Greco lo contrató como tercer guitarrista de su Compañía de Ballet Clásico Español, y en seguida emprendió su primer viaje a Estados Unidos.
Para él, el guitarrista más brillante del momento era el Niño Ricardo, amigo de su padre, y quería sonar igual de bien. Luego conoció a Sabicas y a Mario Escudero y sus influencias fueron variando, pero éstos le aconsejaron que buscara su propia forma de tocar, su estilo. El problema era que «para uno era un modo complicado de decir las cosas más sencillas, y para el otro un modo muy simple de decir cosas complicadas», recuerda el artista, quien confiesa haber resuelto el dilema el día en que supo que el estilo no es un punto de partida, como era su caso, sino un resultado; y, a fuerza de tocar, formó su propia personalidad.
Con la dirección artística de su padre grabó los primeros discos junto a su hermano Pepe, y posteriormente registró otros tres a dúo con Ricardo Modrego, de la compañía de Greco. Poco después conoció a Fosforito, a quien acompañó en una actuación en Salamanca, y luego a Camarón de la Isla y a Juan el Lebrijano. Con ellos se integró en un grupo compuesto también por Matilde Coral, Paco Cepero y El Farruco, con el que, contratados por los mánagers internacionales Lippman y Rau para sus espectáculos, que llamaban «Festival Flamenco Gitano», recorrió varias veces Europa durante la segunda mitad de la década de los sesenta.
Mientras tanto, animado por Sabicas y Escudero, se adentró en el terreno de la composición, y también grabó sus primeros discos en solitario: La fabulosa guitarra de Paco de Lucía (1967) y Fantasía flamenca (1969), algunos de cuyos temas tocó en 1970 en el Palau de la Música de Barcelona, en el marco de un festival internacional por el bicentenario de la muerte de Beethoven, que algunos biógrafos sitúan como el momento de su consagración.
En julio de 2004 era distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en septiembre obtenía también un Grammy Latino al mejor álbum de flamenco por Cositas buenas, que presentó durante el año en una gira mundial marcada por su intensidad.
Tradición e innovación
Maestro del mejor flamenco, pionero en su evolución y su apertura a la fusión con otras músicas y otros estilos, hubo un tiempo en que sus constantes aportaciones convirtieron a Paco de Lucía en un revolucionario del género. Ciertamente su influencia fue de tal calado que puede inferirse que a lo largo de su trayectoria cambió la concepción del toque en más de una ocasión.
Esa inquietud innovadora no siempre fue bien entendida por los defensores a ultranza de la ortodoxia del género, que al principio llegaron a causarle cierto desasosiego, si bien pronto entendió que él no podría traicionar jamás la esencia del flamenco porque lo llevaba en sus genes, e hiciese lo que hiciese sonaría a flamenco. A partir de ese momento empezó a tocar con mayor espontaneidad y a permitirse libertades inusitadas que a la postre resultaron siempre enriquecedoras.
Pero rechazar el tradicionalismo inmovilista de los puristas no restó un ápice a su natural empeño de preservar las raíces del flamenco. Testimonio de esa identidad a la vez genuina y abierta, autóctona y universalista, son esas numerosas grabaciones con Camarón de la Isla, que, tras la muerte de Camarón, experimentaron una creciente difusión mundial.
Paco de Lucía se acercó también a la música clásica de raíz española (Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo e Isaac Albéniz) o a la unión con otros ritmos (la bossa nova de Tom Jobim, el tango de Astor Piazzolla, el country, la salsa, la música árabe). Colaboró además con eximios guitarristas de otros géneros (el rock, el jazz, el blues) como Pedro Iturralde, Chick Corea o Larry Coryell; se recuerdan especialmente sus famosos tríos con John McLaughlin y Al Di Meola, con quienes firmó, en 1980, el inolvidable Friday night in San Francisco, un disco que vendió más de un millón de ejemplares. El portavoz del jurado que falló el Príncipe de Asturias de las Artes de 2004 afirmó con justicia, al anunciar su nombre, que todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra estaba en sus manos.