Ocho adolescentes se intoxicaron con alcohol en conciertos de Bad Bunny en Puerto Rico
El Departamento de la Familia de Puerto Rico atendió a los jóvenes y evalúa limitar la venta de alcohol en futuros espectáculos para proteger a los menores

El Choliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot se convirtió en el epicentro de la música urbana durante los conciertos de Bad Bunny, pero no todo fue fiesta y música.
En total y durante los 31 shows en su residencia No Me Quiero Ir de Aquí , ocho adolescentes necesitaron intervención por intoxicación alcohólica, y el Departamento de la Familia estuvo presente para garantizar su bienestar.
La secretaria del organismo, Suzanne Roig, explicó a Telemundo de Puerto Rico que, en la mayoría de los casos, no fue necesario trasladar a los jóvenes a un hospital, ya que recibieron atención médica en el lugar mientras se contactaba a sus padres.
"Nos comunicamos con los padres, se atendió a los jóvenes y se trabajó directamente con la familia", comentó la funcionaria, destacando la importancia de actuar rápidamente en eventos multitudinarios para proteger a los menores.
Suzanne Roig reconoció también que según la información que tenían hasta el momento, el vendedor nunca vendió la bebida directamente a los menores.
La coordinación entre personal de seguridad, asistentes médicos y familias resultó clave para que la situación no se agravara.
Medidas para futuros shows en el Choliseo

Además, se está evaluando un diálogo con la gerencia del Choliseo para limitar la venta de bebidas alcohólicas a una o dos por persona para evitar ese posible suministro a menores.
La medida pretende reducir el acceso de jóvenes y adolescentes al alcohol y reforzar la seguridad en futuros conciertos, manteniendo la diversión pero bajo un control responsable.
La residencia de shows "No me quiero ir de aquí" concluyó el sábado con una función extra llamada "Una más", que reunió a miles de fanáticos.
Iniciativas como estas buscan que los próximos conciertos —como el esperado en República Dominicana— puedan celebrarse en un ambiente seguro, donde la música y la emoción convivan con la prevención y el cuidado de los asistentes más jóvenes.
Así, la fiesta no pierde su esencia, pero se suma la tranquilidad de que la experiencia será divertida y segura para todos.