Playa, comida y familia: las cosas que más extrañan los dominicanos alrededor del mundo

Nueva York ha dejado de ser la ciudad por excelencia a la que migran los dominicanos, ya que en cualquier parte del mundo puedes tener la suerte de encontrarte con un compatriota con el que puedes compartir tus raíces, tu historia de adaptación y de éxito, siempre sumado a los desafíos que trae consigo abandonar tu tierra para emprender rumbo a lo desconocido.

Hoy en día es tan común encontrar dominicanos en tierras tan lejanas como, África (Madagascar), Asia (como Corea y Japón), países del continente europeo (como Suiza), o en ciudades tan lujosas como Dubái.

Anualmente la cifra de dominicanos que abandonan el país en busca de mejores oportunidades tanto para ellos como para sus familias, sigue en aumento. Según datos del Servicio de Migración de EE.UU., más de 47,000 dominicanos entraron la nación norteamericana en la llamada "Vuelta por México", mientras que la embajada procesó más de 70 mil solicitudes de residencia. Mientras que, cifras ofrecidas por el Mirex señalan que la cantidad de los dominicanos residentes de manera oficial en el extranjero alcanzó el año pasado la cifra de 2,846,716.

 No obstante, las razones para salir del país son incontables, no todas con la intención de mejorar su estilo de vida, sino para cumplir con el llamado de Dios para ayudar a otros a través de misiones religiosas.

Como es el caso de Luis Miguel Acevedo, quien salió de su país de origen hace cuatro años, por un llamado del todopoderoso para dirigir una organización sin fines de lucro, según contó a Diario Libre.

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Acevedo dijo que dentro de las cosas que más extraña de su país de origen, a parte de la familia y los amigos que residen en la isla caribeña, se encuentran los alimentos que son nativos o mejor elaborados en República Dominicana, como el queso de hoja, la harina el negrito, los gandules, entre otras cosas.

Además, dijo extrañar lugares característicos del país como las bellas playas que rodean la isla y los hoteles vacacionales, que cada vez atraen más turistas a República Dominicana, así como también los centros comerciales que cuentan con actividades para los más pequeños de la casa.

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De igual modo, Katherine Pérez, quien lleva un año residiendo en United Arab Emirates, Dubái, dijo a este medio extrañar las playas de agua cristalina que se encuentran en el país, así como también la emblemática Zona Colonial que es un tesoro histórico y cultural que ofrece una ventana única al pasado colonial de América.

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Además de las playas, la familia, que puede ser un refugio emocional para encontrar la comprensión, consuelo y seguridad, es en lo que la mayoría de los consultados por este medio dijeron extrañar más.

Michelle Soler, quien decidió migrar a Suecia hace 12 años, motivada por la inseguridad ciudadana, las pocas opciones de crecimiento en ámbito personal y profesional y los salarios poco competitivos que ofrecen en el país caribeño, contó que al principio la comunicación con sus familiares fue difícil debido al cambio de horario, pero al pasar del tiempo se fueron acostumbrando.

Asimismo, Enmy Peña, oriunda de Puerto Plata y que tiene la misma cantidad que Soler en haber salido de República Dominicana, contó que cuando el reloj marca las 12:30 en Oslo, Noruega, país donde reside, es el momento en que sabe que puede comunicarse con su madre por video llamada en cualquier momento, mientras que con los demás familiares se mantiene en comunicación por mensajes.

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Peña narró que la vida social en Oslo, suele ser un poco complicada y complejo debido a que, para relacionarse con los nativos, debe saber el idioma para poder entablar conversaciones fluidas y crear confianza con ellos. Sin embargo, como los dominicanos se pueden encontrar el cualquier parte del mundo, Peña y su familia de cuatro, se reúne con otros dominicanos en la zona algunos fines de semana.

Lesli Almonte

Lcda. en Comunicación Social, periodista y locutora egresada de la Escuela Nacional de Locución Prof. Otto Rivera. Tiene un diplomado en Oratoria y Maestría de Ceremonia por la Escuela Dominicana de Comunicación y Oratoria (Edoco).