VIDEO | Así era el Lincoln Continental, el vehículo en el que fue asesinado John F. Kennedy
Impacto histórico: asesinato del presidente Kennedy
El calendario marcaba el 22 de noviembre de 1963, una tarde soleada en Dallas, Texas, y un Lincoln Continental descapotable de 1961 avanzaba por la calle Elm, en el centro de la ciudad. Era el mismo que transportaba al presidente John F. Kennedy, a su esposa Jacqueline, al gobernador de Texas John Connally y su esposa Nellie.
El vehículo, que actualmente se encuentra en exhibición en el Museo Henry Ford en Michigan y que Diario Libre visitó recientemente, estaba blindado, aunque no lo suficiente para proteger a su ocupante de lo que estaba por suceder. El moderno vehículo convertible de cuatro puertas, fue reconstruido rápidamente por el servicio secreto para que pudiera ser utilizado de manera más segura por otros presidentes
El Lincoln había sido diseñado para permitir una visión clara y libre del presidente y su comitiva al público, algo que Kennedy apreciaba, especialmente durante sus giras políticas, donde el contacto con la gente era crucial.
El vehículo avanzaba lentamente por la avenida, mientras la multitud a ambos lados de la calle aplaudía y saludaba con entusiasmo. El sonido de los vítores y las sonrisas de los ciudadanos formaban parte del escenario perfecto para una tarde de campaña en Texas. Nada presagiaba lo que estaba por ocurrir.
El Lincoln, que avanzaba lentamente por la calle, dio un giro en la famosa esquina Dealey Plaza, un punto clave en la ciudad. En ese momento, el destino de Kennedy y de la nación estaba a punto de cambiar para siempre.
Desde un edificio cercano, un disparo rompió el aire, seguido de otros dos, en rápida sucesión. El presidente Kennedy fue alcanzado por las balas mientras su coche avanzaba por la plaza. Jacqueline, horrorizada, intentó sujetarlo, mientras los otros pasajeros, el gobernador Connally y su esposa, se lanzaron hacia abajo, buscando protección. Pero ya era tarde.
Símbolo de la tragedia norteamericana
El Lincoln Continental, en su quietud, se convirtió en un símbolo trágico de la historia. En ese preciso momento, la nación pasó de la esperanza al duelo. El automóvil siguió su recorrido hacia el hospital, pero ya nada podría salvar a Kennedy.
La primera dama, aún vestida con su traje rosado, con la sangre de su esposo en sus manos, se convirtió en una figura de dolor y valentía frente al mundo entero.
El automóvil, que hasta ese momento había sido solo un medio de transporte, quedó marcado para siempre en la memoria colectiva de los estadounidenses y del mundo.
Después del asesinato, el Lincoln fue sometido a una serie de análisis y restauraciones. Con el paso de los años, el vehículo comenzó a ser exhibido en el Museo Henry Ford en Michigan, no solo como un automóvil, sino como un vestigio tangible de una tragedia histórica.
Hoy en día, el Lincoln Continental de 1961 en el que fue asesinado el presidente Kennedy sigue siendo un recordatorio silencioso del día que cambió para siempre la historia de Estados Unidos.
El coche, con sus detalles cuidadosamente restaurados, lleva consigo la memoria de una nación marcada por la pérdida y la reflexión. Y, aunque el tiempo ha pasado, el eco de ese disparo sigue resonando, no solo en las calles de Dallas, sino en el corazón de la historia.