Una vez más falla eléctrica en el AILA pone al descubierto las debilidades del sistema aéreo de RD
No conocemos un solo caso de un experto en la materia laborando en una posición de liderazgo en ninguna de las instituciones del Estado que administran o regulan los aeropuertos nacionales

El pasado domingo 21 de septiembre, el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA) sufrió una falla eléctrica que afectó sus operaciones, redirigiendo al menos 18 vuelos y, con ello, a miles de personas tanto en tierra como en el aire.
La repetida crisis eléctrica en el principal aeropuerto del país desnuda una crisis más profunda dentro del sector, una crisis arraigada en la falta de un liderazgo centralizado y una ley obsoleta que controla la aviación civil.
La falla eléctrica
La empresa concesionaria del aeropuerto explicó que la falla se debió a problemas internos del sistema de manejo de energía del aeropuerto. El fallo eléctrico afectó la zona de la terminal donde se procesan los pasajeros en billetería, aduanas, migración, entre otras.
- No afectó la zona aérea, donde se manejan las operaciones de las aeronaves, como torre de control, luces de pista y sistemas de navegación.
Esto significó que las aerolíneas no podían procesar a los pasajeros en sus mostradores para las salidas, y tampoco las diferentes instituciones del gobierno que participan en dicho trámite.
Igualmente, no se podía recibir a pasajeros que entraban al país en vuelos internacionales, por lo que 10 vuelos que se encontraron con este problema estando en el aire tuvieron que ser redirigidos a aeropuertos alternos.
En total, más de 18 vuelos fueron afectados directamente por esta falla, y con ello, unos 6,000 pasajeros y tripulantes.
Responsabilidad de la falla
Aunque el aeropuerto está concesionado a la empresa privada internacional Vinci Airports y su representante local Aerodom, sigue siendo responsabilidad del Estado dominicano el velar por el buen y seguro funcionamiento de los aeropuertos de su propiedad.
Para eso se creó el Departamento Aeroportuario mediante la Ley 8 del 17 de noviembre de 1978, cuya misión, según su página de internet, es "ejecutar las medidas necesarias para velar por el buen funcionamiento de los aeropuertos".
En los EE. UU. tenemos una serie de aeropuertos concesionados a empresas privadas, pero en estos no tenemos este repetitivo problema de fallas eléctricas y demás, quizás porque el gobierno norteamericano hace su trabajo de establecer estándares, procedimientos e inspecciones, en las que tanto los organismos estatales como las empresas privadas se mantienen a la delantera de cualquier problema que pudiera surgir en los aeropuertos bajo su responsabilidad.
Falta de profesionales aeronáuticos en posiciones de liderazgo
Uno de los problemas que este servidor y su equipo ha venido destacando por años en la aviación dominicana es la falta de conocimientos aeronáuticos en las diferentes administraciones de las instituciones de aviación civil dominicana.
Aún cuando la ley que rige el sector, 491-06, establece requerimientos mínimos de conocimiento en la materia, los diferentes gobiernos han ignorado esta vital necesidad por décadas.
Tal es el caso de la administración aeroportuaria, una ciencia que en países desarrollados se estudia a nivel de licenciatura y maestrías, pero que en República Dominicana se ejerce sin más preocupación, por cualquier "compañerito del partido".
No conocemos un solo caso de un experto en la materia laborando en una posición de liderazgo en ninguna de las instituciones del Estado que administran o regulan los aeropuertos nacionales.
Esto, a su vez, se ve reflejado en las decisiones y prioridades de estos funcionarios, que día tras día ignoran los problemas sistémicos del sector y eligen perseguir proyectos de mercado político e imagen personal.
En innumerables ocasiones hemos señalado errores garrafales de entendimiento básico en política aeronáutica, llegando a presenciar al mismísimo Presidente de la República repetir muchas de estas equivocaciones que sus funcionarios aeronáuticos le han comunicado.
Personalmente hemos hecho diligencias con estos funcionarios para subsanar estos errores y lograr que el gobierno corrija su rumbo, pero en casi la totalidad de las ocasiones hemos fallado en persuadirlos.
Crisis en todo el sistema
Desde antes de la auditoría de seguridad operacional de la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés), hemos venido hablando de las profundas fallas en el sistema de aviación civil dominicano.
La auditoría en sí fue producto de las claras debilidades del sistema, ya que la FAA no realiza auditorías de seguimiento una vez certifica la categoría de un país, al menos que encuentre debilidades importantes.
Esto, aún cuando los funcionarios gubernamentales negaron públicamente este hecho, y en vez de aceptar el problema, optaron por esconderlo y empujar una narrativa de que "las auditorías son normales y se hacen cada cierto tiempo".
Y aunque el país superó la auditoría FAA gracias a procesos creados para ese fin y a estructuras que solo existen en el papel, la verdad es que seguimos teniendo un sistema sumamente débil que, aunque crece de manera acelerada, continúa sin unas bases sólidas para sostenerlo.