Debemos trabajar en mejorar la colaboración entre técnicos y reguladores (primera parte)
Para que exista desarrollo económico debe haber seguridad operacional, y para que haya seguridad operacional debe haber colaboración y confianza. La aviación dominicana está en un momento de expansión económica, pero a la vez se vive una crisis de confianza entre técnicos y reguladores

El sistema de aviación civil de los EE. UU. es considerado uno de los mejores en el mundo, no por su nivel tecnológico o por su tamaño, sino por su amplia red de colaboración con grupos profesionales de aviación.
Los sindicatos de pilotos, mecánicos, despachadores, tripulantes de cabina, ingenieros, entre otros, tienen un impacto directo en la creación de regulaciones y legislación relacionada a seguridad operacional y derechos laborales.
En el corazón de esta colaboración se encuentran programas de comunicación confidencial entre empleador, regulador y empleado, donde el regulador se beneficia de información directa del empleado, quien logra informar irregularidades sin poner en riesgo su trabajo debido a represalias. Esta es la base de todo sistema moderno de seguridad operacional.
En República Dominicana hemos vivido lo opuesto: aunque hemos tenido un crecimiento acelerado del sector aeronáutico en los últimos años, las estructuras sociales dentro del sector no han cambiado.
Por décadas el sistema de aviación dominicano ha estado estructurado en base a las violaciones de las reglas, las pugnas personales, la falta de confianza y la persecución de quienes se atreven a reportar.
Esta es la peor estructura posible para que un sistema de aviación civil se desarrolle. A esto debemos añadir la caída económica del sector en los 90, la desaparición de la línea bandera, la democión de la categoría de seguridad operacional por parte de EE. UU. y la creación de instituciones que han fallado en su misión más elemental: mantener la seguridad operacional.
"Gold Standard"
Cuando se trata de seguridad operacional en la aviación, los EE. UU. siguen siendo el estándar global para seguir. En el corazón del sistema norteamericano se encuentra un concepto fundamental: la colaboración.
El sistema norteamericano no ha llegado a ese nivel porque haya sido creado así desde el momento que los hermanos Wright tomaron vuelo en 1903, sino por la constante aplicación de lecciones aprendidas en todas las áreas de la aviación.
La transparencia, autorevisión, crítica privada y pública, y la colaboración han sido las piezas claves de este éxito.
Desde la época de los grandes barones ferroviarios de finales del siglo XIX, han existido en EE. UU. organizaciones laborales de profesionales en el transporte. Estas organizaciones han sido parte fundamental del avance en la seguridad operacional.
Hoy en día esas entidades participan de la creación de nueva legislación y reglamentación aeronáutica, ayudan en la interacción entre informantes y reguladores, y empujan las políticas necesarias para mantener la seguridad a lo largo del sistema.
- La base de todo programa de seguridad operacional estatal son los reportes hechos por los técnicos a lo largo de la industria. En dichos reportes se encuentran los detalles del día a día de las operaciones, las estadísticas, los puntos débiles del sistema y las ideas de cómo mejorarlos. En los EE. UU. contamos con toda una red de programas dirigidos a incentivar estos reportes, así como legislación federal creada para proteger a quienes informan. He aquí una mención de los programas más importantes en ese sentido:
Protección de informantes ("Whistleblower Protection")
La serie de escándalos vividos por la empresa norteamericana Boeing, uno de los principales exportadores del país, pudiera resultar un tanto caótica para el ojo extranjero. Especialmente debido a que mucha de la información que salió a la luz posteriormente a los accidentes del Boeing 737 Max en Malasia y Etiopía fue dada a conocer por informantes internos de la misma empresa.
Los EE. UU. tienen una larga historia de escándalos iniciados por informantes del mismo gobierno; famosas son las sagas de Watergate y Pentagon Papers, en los que empleados federales asqueados por la corrupción gubernamental arriesgaron todo al informar a la prensa sobre irregularidades importantes dentro del gobierno. En el caso de Watergate esto llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon en agosto de 1974.
En su libro "Nexus: una breve historia de las redes de información, desde la era de piedra hasta la IA" (#1 Bestseller del NY Times), Yuval Noah Harari (autor de "Sapiens") nos habla de la importancia de los "mecanismos de autocorrección" en los Estados modernos.
Parte fundamental de estos mecanismos es la transparencia lograda por escándalos emanados de informantes internos. Según Harari, es en esa transparencia y autocorrección donde las democracias modernas vencen al totalitarismo, el cual busca suprimir toda información negativa que le pueda hacer daño al Estado, y con ello termina autodestruyéndose por falta de renovación.
Los escándalos públicos de Boeing no solo llevaron al cambio de gran parte de la plana administrativa, sino también al cambio de filosofía empresarial, alejándose del empeño de generar más y más ganancias y regresando en gran medida a su origen ingenieril de crear grandes proyectos tecnológicos.
De igual forma, el gobierno norteamericano entendió que no podía tener leyes que protegieran solo a los informantes gubernamentales, sino también al sector privado, incluyendo protecciones para informantes de empresas privadas en su nueva ley de aviación civil de 2024.
Para que exista desarrollo económico debe haber seguridad operacional, y para que haya seguridad operacional debe haber colaboración y confianza. La aviación dominicana está en un momento de expansión económica, pero a la vez se vive una crisis de confianza entre técnicos y reguladores.


Francisco J. Diaz