VIDEO | Rescatan con éxito a Lyan Hortúa tras 16 días de secuestro en Jamundí, Colombia
La defensora del Pueblo, Iris Marín, confirmó que el niño se encuentra en buen estado de salud, aunque permanece bajo observación médica
Luego de 19 días de cautiverio, Lyan José Hortúa Bonilla, un niño de apenas 11 años, volvió a los brazos de su familia. Su rescate, celebrado por toda Colombia, representa una luz en medio de una profunda oscuridad: el secuestro de menores, la inacción estatal y la cruda realidad de las familias atrapadas en el conflicto armado.
La Defensoría del Pueblo fue clave en facilitar la liberación humanitaria del menor, quien llegó a una clínica en compañía de personal médico y de seguridad, visiblemente agotado pero en aparente buen estado de salud. En videos difundidos por redes y medios, se le vio bajando de una camioneta, vestido con una camisa roja y pantalón oscuro, para reencontrarse entre abrazos y lágrimas con sus seres queridos.

"Lo rescatamos como pudimos": el testimonio que duele
Colombia comienza a conocer la verdad detrás de esta liberación, y es mucho más amarga de lo que las imágenes muestran. En entrevista con La FM de RCN Radio, el tío del niño, Sebastián Bonilla, reveló que la familia tuvo que pagar un rescate para recuperar a Lyan, ante la falta de respuesta estatal:
"Nosotros, al ver la poca eficiencia de la autoridad y con toda la zozobra de que le pudiera pasar algo, pagamos el rescate. En este momento nos dejaron endeudados".
Bonilla fue enfático: el gobierno no les ofreció otra salida.
"Muchas personas del Estado nos decían que había que negociar con ellos y eso fue lo que hicimos. Sentimos un total abandono del gobierno de Gustavo Petro".
El relato del tío también expuso la crueldad del cautiverio: Lyan, con apenas 11 años, fue mantenido amarrado por sus captores, a pesar de que no representaba ninguna amenaza. El menor padece además de una condición respiratoria que requiere atención médica permanente, lo que multiplicaba el riesgo durante su secuestro.
Una victoria humana en medio de la guerra
Desde el primer día, Angie Bonilla, madre del niño, suplicó públicamente por su liberación con un mensaje que conmovió al país:
"Presidente, le pido que me mire con ojos de misericordia, que también es padre. Yo solo pido a mi hijo, el perdón ya está".
El caso de Lyan Hortúa pone rostro al dolor que viven muchas familias en Colombia. A pesar de los discursos sobre paz y reconciliación, la violencia sigue golpeando con fuerza a los más vulnerables.
La Defensora del Pueblo, Iris Marín, fue clara al exigir que los niños y niñas no sigan siendo usados como fichas de guerra:
"Que sea esto una oportunidad para renovar el compromiso de sacar a los niños de la guerra. No más violencia contra ellos".
El país se movilizó, pero la justicia aún debe actuar
Durante los días de cautiverio, miles de colombianos se volcaron a las calles, realizaron velatones, protestas y campañas en redes sociales. La sociedad civil demostró que no está dispuesta a tolerar más secuestros de niños. Pero el alivio por la liberación de Lyan es solo el inicio.
El brigadier general Oviedo, de la Policía Nacional, confirmó que la investigación para capturar a los responsables continúa. Ya se ha identificado a miembros del frente Jaime Martínez de las disidencias de las FARC, señalados como autores del secuestro.
"Lo más importante hoy es que el menor está con su familia. Lo que sigue es que los responsables paguen por lo que hicieron", señaló.
La Fiscalía General de la Nación y la Policía trabajan en las órdenes de captura y en el desmantelamiento de la estructura criminal que operó en Jamundí.
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